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Estudio de conflictividad ciclista

El carril bici ideal para la ciudad

Una investigación de la UPV concluye que las vías para ciclistas separadas por barreras físicas son más seguras

Dos propuestas para el carril bici. levante-emv

Una investigación de la Universitat Politècnica de València ha concluido que los carriles bici separados por barreras físicas entre la vial y los peatones, y entre la vial y los coches, son los más seguros para los ciclistas. Este tipo de planteamiento no siempre se cumple en el «cap i casal» debido a que la anchura de muchas calles no permitirían su aplicación, por lo que en este caso la medida ideal sería la de configurar ciclocalles, que son el modelo más seguro para los usuarios de las dos ruedas.

Valencia cuenta con varias ciclocalles en las que se restringe la velocidad máxima a todos los vehículos a 30 km/h y además el ciclista tiene preferencia sobre los automovilistas. Su implantación sigue siendo minoritaria, por lo que una de las líneas de investigación del Departamento de Transportes de la Universitat Politécnica de Valencia, que llevó a cabo Antonio Ángel Domènech en su estudio de fin de carrera sobre la conflictividad de los carriles de bicicleta en el «cap i casal», propone dos alternativas cuando exista suficiente espacio en la calle.

La primera por orden de jerarquía en lo relativo a la seguridad, sería la que sugiere un carril bici separado por un escalón de la acera de los peatones. Esta vía, cuya amplitud ideal debería ser de unos dos metros, además aumentaría su margen de seguridad si entre ella y la zona de los peatones, hubieran setos o alcorques modelo con el que cuentan algunos tramos de la Avinguda dels Tarongers. En cuanto a su delimitación con la calzada, lo ideal sería que hubiera una zona de aparcamiento en batería, de este modo el ciclista tiene más campo de visión para anticiparse a posibles cruces inesperados.

La segunda opción propuesta, establece un carril bici separado de los peatones en las mismas condiciones que el anterior, y separado de la calzada por un espacio de seguridad de unos 80 centímetros en el caso de que los vehículos aparquen en cordón. Este margen de seguridad evitaría que los ciclistas chocaran, por ejemplo, cuando un automovilista abre sus puertas laterales para descender del coche. Además, sería aconsejable que este espacio estuviera delimitado con pivotes de plástico, de tal manera que evitara la tentación de muchos automovilistas de usarlo como aparcamiento. Este tipo de pivotes se pueden ver en el carril bici de la ronda norte.

El estudio que llevó a cabo Antonio Ángel para el Departamento de Transportes de la UPV que logró matrícula de honor analiza la conflictividad de los carriles de bici más representativos de Valencia. Según el autor, «se puede dibujar con una herramienta como Google Maps dónde ocurre cada conflicto, de tal manera que se pueden estudiar los motivos por los que se dan y, lo más importante, de qué manera se podrían solucionar».

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