Vecinos de Orriols, la Fuensanta o Torrefiel han denunciado la ocupación ilegal de cientos de pisos generalmente recuperados y«abandonados» por los bancos. Aseguran que estas ocupaciones generan graves problemas en las comunidades de vecinos y también en la seguridad del entorno, por lo que piden al Ayuntamiento de Valencia que haga un censo de las viviendas ocupadas y sus ocupantes para trasladarlo a los bancos y exigirles una actuación judicial.
Antonio López, presidente de la Asociación de Vecinos de la Fuensanta, asegura que en su barrio, concretamente en el entorno de la calle Lucrecia Bori y la Plaza de la Colonia Española de Méjico, hay alrededor de 80 pisos ocupados, la mayoría propiedad de bancos que han ejecutado embargos o desahucios.
En todos ellos se ha producido lo que vulgarmente se conoce como la «patada en la puerta», es decir, han roto la cerradura de la calle, han forzado la puerta del piso y se han enganchado la luz en la red general sorteando el cuadro de contadores.
Hay algunas fincas en las que apenas quedan dos vecinos «legales» y en prácticamente todos los edificios de esta parte del barrio hay casos similares, asegura, por lo que la situación ya empieza a ser muy complicada.
El primer problema es para los propios vecinos, que sufren los desperfectos de la escalera y además no pueden cobrar la comunidad a nadie, ni al banco ni a los «alojados». «En muchas fincas ya no tienen luz ni telefonillo porque les han cortado el suministro eléctrico», asegura López.
El otro trastorno tiene que ver con la convivencia del barrio, aunque el presidente de los vecinos de la Fuensanta asegura que aún no es grave. «Son generalmente familias gitanas que han venido porque otras familias de aquí las han llamado, es decir, que se conocen, así que si hay algún problema es entre ellos», afirma.
Problema de orden público
No es el caso de Orriols, donde a los problema antes descritos se añade un problema de orden público. Según Maica Barceiro, presidenta de la Asociación de Vecinos de Orriols-Rascanya, en el barrio, preferentemente en la zona de Barona, puede haber más de 200 pisos ocupados ilegalmente. «Esto es lo que sabemos, porque hay mucha gente que está así y no lo dice», advierte.
De puertas adentro, «la situación es triste, porque se trata de pisos viejos que tienen que ir arreglándose con el esfuerzo de los vecinos, generalmente mayores, y se encuentran con todo destrozado y sin poder hacer nada».
Pero lo peor es lo que ocurre fuera de las fincas, en el entorno más próximo. Según Maica Barceiro, estas personas, la mayoría de las cuales son jóvenes, están cometiendo robos todos los días y han generado una gran inseguridad en el barrio. «Le quitan la compra a las personas mayores, les arrancan si pueden la cadenita del cuello, roban en los comercios y destrozan una bodega a lo mejor para llevarse seis o siete botellas de vino. Hay de todo y todos los días», explica.
Este mismo problema, con menos intensidad, llega también otros barrios de la ciudad y con otro perfil de pisos. En Torrefiel, por ejemplo, han ocupado viviendas de una finca recién construida en la calle Berní Català.
Para la presidenta de la Asociación de Vecinos de Orriols, «la culpa de todo esto es de los bancos, que se desentienden del problema», pero el ayuntamiento tampoco puede eludir su responsabilidad. «Si la policía no puede actuar mientras el banco no denuncie y haya una orden judicial, el consistorio si debe hacer propone un censo de los pisos ocupados y sus ocupantes, de forma que luego pueda mandarse a las entidades bancarias y forzarlas a actuar». Si no es así, el problema seguirá creciendo y los vecinos se verán obligados a salir a patrullar a las calles, advierte.
