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Tiendas antiguas

Revolución comercial en la Paz

Los dueños de las tiendas afectadas por la suspensión de las rentas antiguas aseguran que sus negocios están amenazados y denuncian la falta de apoyos - Creen que el pequeño comercio desaparecerá en favor de las grandes franquicias

Revolución comercial en la Paz

La finalización de la prórroga para los alquileres de renta antigua está causando una verdadera revolución comercial en calles tan emblemática como la calle la Paz. Muchos son los comercios que se han visto afectados por esta situación y basta con visitar uno de ellos para que te informen de la situación del vecino, o del que está enfrente o del que está dos calles más abajo. En apenas cien metros se concentraban cinco casos y hay un movimiento general en el que el pequeño comercio tradicional sale mal parado en favor, generalmente, de las nuevas franquicias.

Las platerías, por ejemplo, están muy afectadas, bien renegociando, bien consultando abogados, bien a la espera de noticias del propietario. Así está, por ejemplo, la platería Tatay, que ya supera los 60 años de historia. Saben que su negocio está afectado por esta situación y ya han hablado con el propietario del local, pero a dos meses de terminar la prórroga, no tienen respuesta. «Nos dicen que ya nos sentaremos, pero ese día nunca llega», afirman Josefa Tatay y su hijo Vicente Soriano, dueños del negocio que a estas alturas se sienten angustiados por la situación. Vicente reconoce que se trata de «alquileres antiguos», pero recuerda también que «son sesenta años pagando». Es más, recuerda que «cuando el abuelo hizo el contrato le reconocieron que para aquella época el precio era prohibitivo, pero que cuando pasara el tiempo sería barato». «No contaban con que ahora sacarían una ley que los vuelve a hacer prohibitivos», añade.

Eso sí, Vicente avisa de que no tolerará abusos en el alquiler que le puedan poner. Se habla de 30 euros por metro cuadrado, pero con esos precios asegura que sólo podría aguantar para liquidar. «¿Cuanto más? No lo sé», dice.

Quien sí ha tomado ya una decisión ha sido Gemma Sales, dueña de la tienda de cauchos, sellos y grabados Luis Farinetti, fundada por su bisabuelo hace un siglo. En octubre del año pasado abandonaron el local que tenían en la calle La Paz y se mudaron a otro que hay a la vuelta de la esquina, en la calle Ruiz de Lihory.

«Hemos estado toda la vida allí, pero en vistas de que no íbamos a llegar a un acuerdo sobre el alquiler nos cambiamos aquí», dice Sales, que admite que «se paga algo más que antes, pero no lo que nos pedían ahora». En su caso, además, no ha tenido que hacer adaptaciones en el local, pues era muy similar y ha podido instalar todos los muebles. Hasta la puerta de la calle la ha podido acoplar.

Ahora bien, Gemma Sales lamenta que no hayan tenido apoyo de nadie y que el pequeño comercio esté siendo sustituido por franquicias que pueden pagar esos precios. «Si seguimos así no va a quedar nadie», afirma.

Y así, uno detrás de otro, los casos se suceden con casuísticas muy diversas. En una de las tiendas, por ejemplo, aseguraron que han estado consultando abogados para conocer exactamente su situación y todo parece indicar que no están afectados, pues la subrogación del contrato se hizo antes de 1985. «Pero igual la otra parte no lo ve así y tenemos que sentarnos a negociar. El 1 de enero te lo digo», avisa.

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