Junto al Jardín del Túria, frente a un centro comercial ubicado en una zona de afluencia turística y paralelo a la avenida Pío XII se ubica una zona de la ciudad abandonada durante años que parece «territorio comanche». Entre solares sin urbanizar los vehículos se aparcan hacinados de tal forma que solo la organización de un denominado «gorrilla» convierte el lugar en un improvisado aparcamiento donde parece imposible que estacionen cientos de coches cada día.
En medio de la amplia parcela, además, se eleva un edificio de grandes dimensiones abandonado y «okupado» en parte, a pesar de las puertas y ventanas tapiadas, en la calle Padre Diego Mirón. Los vecinos, sin embargo, tienen bien presente la excusa que, hasta el momento, les había dado el ayuntamiento para justificar la falta de urbanización y la degradación de la zona: el esperado Plan de Actuación Integrada (PAI) Pare Doménech, pendiente de la inmobiliaria Guadalmedina SA desde hace diez años.
En junio de 2005 la empresa presentó la alternativa técnica del PAI para desarrollar la unidad de ejecución de la denominada plaza Pare Doménech. Sin embargo, cinco años después „y sin que el panorama en esta zona cambiara ni un ápice„ la inmobiliaria Guadalmedina le comunicó al ayuntamiento las dificultades económicas que suponía llevar a cabo el proyecto. De esta forma, la crisis económica paralizó un PAI que ni había comenzado, ni tenía visos de hacerlo. El último movimiento al respecto lo ha dado el ayuntamiento al rechazar «tanto la Alternativa Técnica del PAI como la proposición Jurídico-Económica presentadas por la inmobiliaria Guadalmedina SA para el desarrollo de la ejecución Pare Doménech».
«¿Y ahora qué?» Se pregunta la Asociación de Vecinos de Campanar que exige al ayuntamiento, que, de una vez por todas, «urbanice la zona porque es una vergüenza que no hayan cumplido con sus obligaciones esperando la urbanización del terreno por parte de una empresa. Ya está bien». Y es que la entidad vecinal ha denunciado en varias ocasiones la «insalubridad de la zona» y el estado «tercermundista» en el que se encuentran las parcelas que dependen del PAI.
Ahora bien, si alguien se lleva la «peor parte» de la falta de esta urbanización son los vecinos de la finca denominada Pío XII. El principal problema reside en las inundaciones que sufren los bajos de la finca y los sótanos de los garajes cuando llueve. Y es que existe un claro desnivel en la plaza Baden Powel que ha convertido el acceso a la finca en una rampa «que se convierte en un río en cuanto llueve». «La finca recibe todo el agua y la zona se vuelve impracticable. De hecho, los propietarios hemos pagado obras de consolidación en el garaje y también se han reforzado los bajos, pero el problema se repite», explican residentes de la finca afectada.
Pero ahí no acaba la cosa. Entre los solares sin urbanizar también se encuentra un colegio. «No existe ni un paso de peatones para que los chavales crucen al calle de forma segura. La gota que colma el vaso la centran los desniveles de tierra prohibidos por el ayuntamiento por el peligro que conllevan y los peatones circulando por el carril bici ante la ausencia de aceras.
