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Un día en la vida

El Musical

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València ha vivido muchos despropósitos y muy variados en estos 24 años de gobierno del PP. La cultura no ha sido ni mucho menos una excepción. Un ejemplo de desatino ha sido, sin lugar a dudas, la desastrosa gestión de la anterior concejalía de Cultura del teatro El Musical (TEM), en la que la privatización de un servicio público y un trato indiferente respecto a la cultura se dieron la mano con resultados desastrosos.

El TEM reabrió sus puertas por decisión del ayuntamiento en 2004. Ubicado en la Plaza del Rosario, en pleno corazón del Canyamelar, se construyó sobre lo que fue un cine, con la puerta principal de entrada más alta de toda la ciudad. Con un interior totalmente reformado, el TEM inició su andadura con una gestión privada, teniendo como objetivo albergar en su seno una pluralidad de expresiones artísticas: teatro, conciertos, danza, proyecciones cinematográficas?

Lo cierto es que durante los primeros años, el TEM no sólo cumplió con creces su oferta cultural, que en algunos casos resultó ser extraordinaria, sino que a la vez, fue un importante factor de dinamización social de un barrio tan castigado como el Cabanyal-Canyamelar.

Una vez finalizada la concesión inicial del TEM, el desinterés y la inacción municipal evidenciaron la inestabilidad de la gestión privada, tanto para la continuidad y oferta de un servicio público, como para el mantenimiento de la plantilla. Por eso, desde EUPV defendimos a través de una moción presentada en diciembre de 2012, en solitario por cierto, que la remunicipalización del TEM formara parte de un ambicioso plan de dinamización de las artes escénicas, que con apoyo municipal, ayudara al sector del teatro a hacer frente a una dura situación. Un año después la situación se agravaría aún más con el cierre de RTVV.

Nuestra propuesta fue rechazada sin contemplaciones por la entonces concejal de Cultura, afirmando que desde la administración jamás se debe de dirigir ni controlar la cultura. Frase esta que aún sonroja a pesar del tiempo transcurrido. A partir de ahí se cayó en un dislate tras otro. Se convocó el concurso para adjudicar la nueva contrata del TEM, que recayó en abril de 2013 en la empresa Crystal Palace SL, propiedad de José Luis Moreno, cuya oferta era, según el PP, la más adecuada desde el punto de vista económico y cultural.

Era tan adecuada, que en los diez primeros días se suspendió el espectáculo musical «Villa de sol», y ya en el mes de mayo era imposible saber cuál iba a ser la programación del teatro. Pero lo más grave no era eso, era ver cómo el PP rechazaba de plano la existencia de un teatro municipal que cumpliera una función social revitalizando el barrio, y con una programación de calidad, especialmente en valenciano.

Pero ahora ya no gobierna el PP, así que ha llegado el momento de la gestión directa del mismo, como parte de una política cultural que impulse una estructura estable, que ponga de relieve el talento de nuestros grupos de teatro, music@s, productoras y artistas en general. Ya no caben excusas para que el TEM siga esperando.

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