En pleno debate sobre la movilidad y la apuesta por el peatón en detrimento del coche privado, un grupo de profesionales de Zero Estudio ha realizado una propuesta para «peatonalizar» parcialmente la Plaza de la Reina mientras se realiza en proyecto definitivo que prepara el nuevo equipo de gobierno municipal. Se trata, según sus impulsores, de una propuesta con «coste cero» y que puede ponerse en marcha «mañana mismo», abriendo, además, un debate sobre esta plaza que luego puede ser muy útil para el diseño final de la zona.
Detrás de esta propuesta está Estudio Zero y la asociación Amics de la Mobilitat, cuyos responsables la harán llegar al Ayuntamiento de Valencia para que sea valorada y, en su caso, puesta en funcionamiento. Es simple y además vale como genérico para todas las plazas de la ciudad, dicen. De hecho, algo parecido se ha hecho ya en Londres o Nueva York.
Según sus datos, la Plaza de la Reina tiene 10.600 metros cuadrados de superficie, de los cuales 4.200 son aceras y el resto se reparten entre zona verde (2.419 metros) y calzada (3.800 metros). Además, tiene tráfico en todas sus direcciones y una entrada al aparcamiento subterráneo que ocupa gran parte del suelo.
En estas circunstancias, el equipo de Gobierno ha decidido reformar esta plaza para hacerla más peatonal y útil tanto a las bicicletas como a los transportes públicos, un camino que ya se ha iniciado, pero que puede tardar un tiempo, sobre todo si se tiene en cuenta que la concesión del aparcamiento está vigente hasta final de año.
Así pues, un grupo de jóvenes profesionales ha decidido dar un paseo adelante y diseñar una fórmula transitoria hasta que se realice el proyecto final. Según explica Ignacio de Andrés, presidente de Amics de la Mobilitat, se trata de una propuesta de coste cero y de aplicación inmediata. Apenas se necesitan algunos botes de pintura.
Pero ¿en qué consiste? Fácil. Según explicaron Aitor Álvarez y Carlos Fernández, arquitectos de Zero Estudio, lo primero es sacar los coches de la plaza, que en horas punta pasan con una intensidad media de 750 a la hora. Para ello se dirige el tráfico que entra por la calle Corregeria hacia la calle Cabillers cruzando la plaza en línea recta por donde ahora están los taxis. Luego pueden continuar hacia la calle del Mar.
Por otro lado, los coches que llegan por la calle La Paz se canalizan hacia la calle Poeta Querol (un carril) y la calle San Vicente (dos carriles, uno de coches y otro de EMT), permitiendo entrar hacia la plaza exclusivamente a aquellos que vayan al aparcamiento. En definitiva, se acaba con la función de rotonda de la plaza y se evita que los coche la usen como atajo para atravesar Ciutat Vella. Quedaría únicamente para los coches de los residentes. Además, se reduce la contaminación atmosférica y acústica, que según Alba Darocas, supera los 70 decibelios en la calle La Paz.
En cuanto a los numerosos servicios que se concentran en la plaza, se produciría una redistribución. Los coches de caballos se pasarían al lugar donde están los taxis actualmente, delante de la catedral, mientras que los taxis y los autobuses se trasladarían al tramo de carril que queda muerto en la calle La Paz entre Poeta Querol y la propia plaza. Así mismo, se sacarían las terrazas de las aceras y se liberaría todo el espacio para la gente.
Finalmente, se pintaría de colores llamativos la calzada liberada y se quitarían las vallas que cierran los jardines para que tengan un uso público. De esa manera se aumenta en un 45% el espacio para peatones, que en la actualidad pasan con una intensidad de 2.600 personas a la hora y que tienen que bajar a la calzada para poder avanzar.
Según los promotores de la idea, esta propuesta no puede tener enemigos, pues nadie sale perjudicado. Y además, puede iniciar un debate real que puede resultar muy sustancioso a la hora de redactar el proyecto final.
Su idea es presentar su propuesta en la Concejalía de Movilidad y entablar conversaciones para poder llevarlo a cabo.
