Son un grupo de activistas del ganchillo y se hacen llamar Urban Knitting Valencia. Su comando acaba de actuar otra vez en la ciudad. Su demoledora acción ha llenado de lana y color algunos de los aparcabicis de Russafa, que ahora lucen como nunca. Su triste y apagado gris se ha cubierto con preciosas fundas tejidas para la ocasión. Lo llaman grafiti de lana y alegra la vista a vecinos y viandantes del popular barrio de l'Eixample.
«¡Me encanta! ¿A quién se le ha ocurrido esta chulada?», se preguntaba ayer Lucía mientras no perdía detalle de los tejidos de punto. Sus responsables no se esconden, ya que han dejado su firma en las fundas. Remiten a la web urbankittingvlc.blogspot.com, donde explican con detalle su última acción. Tras un tiempo pensando su objetivo, coincidieron que ahora que se habla tanto de la bicicleta en Valencia „«un medio sano y ecológico», señalan„, los aparcabicis representaban el mobiliario urbano ideal para plasmar su obra. A mediados de julio hicieron un llamamiento a sus activistas y comenzaron a tejer.
El pasado sábado 12 de septiembre salieron a la calle para grafitear con lana los aparcabicis. No esconden sus acciones, es más, lo publicitan a través de las redes sociales. «Somos un movimiento artístico de grafiti inofensivo, es una forma de expresión reivindicativa y pacífica», explican en su web, donde dan más detalles de su propuesta apolítica pero cargada de ideales. «Se trata de cubrir o forrar parte del mundo que nos rodea con lana tejida. Un proyecto de guerrilla-artística-callejera que, a parte de alegrarnos la vista, hace que algunos de estos aburridos elementos urbanos tomen vida, que nuestras calles sean más acogedoras y cálidas y que como mínimo arranquen una sonrisa al transeúnte».
Desde hace unos días se respira un ambiente diferente en Russafa. Su obra se puede contemplar en las calles Pintor Salvador Abril esquina con Pere III El Gran o esquina Músico Padilla y las calles General Prim y Donoso Cortés. Pequeños y mayores se quedan prendados con esta iniciativa. Hace unos años se dieron a conocer decorando varios bolardos en Ciutat Vella. Las Urban Knitting han vuelto a actuar y la ciudad les debe una sonrisa. A cambio, solo piden que no roben las fundas como pasó la anterior ocasión.
