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Un día en la vida

Otro 9 de octubre

Otro 9 de octubre

Cuando se publique este artículo ya habrá pasado el día de tod@s l@ valencian@s. Lo curioso de esta fecha es que a pesar de datar de 1238, lleva revestida de polémica y gran división de opiniones respecto a su celebración desde el inicio de la democracia. Ello es ejemplo, por mucho que los sectores más conservadores se empeñen en negarlo, de una transición inacabada en muchos aspectos, pero fundamentalmente en el referido a la configuración del País Valenciano y de España como un Estado plurinacional y plurilingüe.

Como decía el historiador marxista británico Eric Hobsbawm, lo peor que le puede suceder a un hecho histórico es que quede atrapado en la invención de una tradición, ya que entonces este pierde la oportunidad de ser estudiado como lo que fue y se convierte en otra cosa. Indudablemente, una fecha de la importancia del nacimiento del País Valenciano en el marco de la Corona de Aragón tiene un evidente trasfondo político, y levanta grandes controversias. Sólo así se puede entender como la festividad del 9 de octubre, ha estado marcada desde 1979 por una confrontación civil, azuzada por la derecha más extrema que siempre ha elegido esta fecha para poner de relieve su escaso interés en la historia, negando desde que nuestra lengua es aquella que hablaban los conquistadores al entrar en nuestra ciudad, hasta los propios símbolos que éstos trajeron y que nos unen para siempre a los pueblos que configuraron la Corona de Aragón.

En un más que evidente intento de aislar a la izquierda, a través de una polémica inventada, la Procesión cívica se ha visto envuelta en actos violentos, catalogados siempre, eso sí, como aislados, pero que con su prolongación en el tiempo, desde el primer ayuntamiento democrático y de izquierdas hasta el actual, confirman que la transición en el País Valenciano fue de las menos pacíficas y ejemplares del Estado. Esta estela sigue lamentablemente presente. Y lo sigue siendo porque continuar recurriendo al anticatalanismo, tiene un peaje muy peligroso que pagar para quien lo alienta. Finalmente y aunque parezca mentira, en pleno siglo XXI, topamos con la cuestión religiosa. Siempre he pensado que la derecha destaca en memoria selectiva, en tanto en cuanto recuerda artículos de la Constitución según le conviene. Por ello, al obviar el artículo que hace referencia a la aconfesionalidad del Estado no entiende que mantener la entrada de la senyera en la Catedral, contraviene los principios que deben de regir una sociedad democrática donde ninguna confesión religiosa debe ser oficial.

Espero que en esta nueva etapa, se deje claro que a partir de ahora, lo que se hace es recuperar la tradición democrática del 9 de Octubre como día del País Valenciano, entendido éste en su concepción moderna y actual y que de esta manera nos unamos como pueblo. Y también espero algo más: que València recupere realmente su papel de Cap i Casal del País Valenciano, y que desde su capitalidad metropolitana ayude a vertebrar económica y socialmente el territorio, porque así sí tendrá sentido celebrar fechas como la del 9 de octubre.

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