Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

L'ullal

El perfume de la Malvarrosa

El perfume de la Malvarrosa

El Jardín Botánico de Valencia a principios del siglo XX, después de ocupar diferentes emplazamientos, por fin encontró una adecuada ubicación en el huerto de Tramoyeres, la que es hoy su ubicación. Al poco tiempo, cuando era director José Pizcueta, fue contratado como ayudante el francés Félix Robillard, éste había sido formado en el Jardín des Plantes de París donde coincidió con el botánico Cavanilles. Llegó a ser jardinero de los Campos Elíseos, hasta que fue nombrado jardinero mayor del Jardín Botánico de Valencia. Al poco tiempo de instalarse en Valencia, decidió comprar unos terrenos en una zona situada entre la playa y la huerta de Valencia con la intención de cultivar allí plantas y flores aromáticas.

En 1860 abrió la primera fábrica de esencias de España, la Gran Fábrica a Vapor de Esencias, Perfumería y Jabones de Tocador, de Félix Robillard, proveedores de la Real Casa. En sus catálogos magníficamente diseñados, los polvos de arroz refrescantes, las aguas de colonia de albahaca, violeta o azahar, los vinagres de tocador y los dentífricos hacían las delicias de las señoras de la época. Como Jean-Baptiste Grenouille, el protagonista de «El Perfume», la excelente novela de Patrick Süskind, Robillard percibe el mundo a través del sentido del olfato. Como él, pero sin su carácter macabro y cruel, es capaz de imaginar, una finca plantada de plantas aromáticas, donde sólo había una zona insalubre y pantanosa de marjal, allí decide cultivar una especie de geranio llamado pelargonium odorissimum, arbusto original de África del Sur, conocido como «malva de Egipto», cuyas hojas tienen un suave olor a manzana, y del que se extrae un aceite esencial. Robillard demostró tener buen olfato también para los negocios al saber aprovechar tierras, compradas a buen precio, para desarrollar una iniciativa de esas que hoy llamaríamos innovadora.

Con sus postales perfumadas, su jabones de deliciosas fragancias y sus perfumes participó en la Exposición Universal de Londres y en la de París, ahí recibe el reconocimiento de Eugène Rimmel, quién fuera el creador de la cosmética moderna. Sus productos alcanzaron un enorme éxito también en la Exposición Regional de Valencia de 1909. Fue un personaje influyente y ambicioso, un auténtico emprendedor. Hoy nos llama la atención que su proyecto empresarial acabara dando nombre a uno de los rincones más queridos de la ciudad, la playa de la Malvarrosa.En 1888, cuando ya era famosa la fábrica de esencias, se inauguró el Balneario de las Arenas, que estaba en la entonces llamada playa de levante „ ciertamente todas las de Valencia lo están„, hoy, por desconocimiento, muchos la llaman playa de las Arenas, aunque sea en realidad la playa del Cabanyal. El balneario de las Arenas disponía de un Gran Casino sobre el mar, dos edificios columnarios y más tarde, en 1934, su famosa piscina de estilo racionalista, la primera de Europa con agua de mar y dulce. Fue un establecimiento emblemático en la ciudad. Algún día se podrá aclarar cómo pudieron registrarse aquellos 22.000 metros cuadrados de titularidad pública, que habían sido cedidos a precario a principios del siglo XX, a nombre de Balneario las Arenas Comunidad de Bienes. El balneario fue cerrado en 1993 y subastado en el año 2000 por 960 millones de pesetas. Hoy es un hotel de 5 estrellas gran lujo.

Compartir el artículo

stats