El Ayuntamiento de Valencia gobernado por el tripartito mantiene un pulso con las contratas de recogida de la basura y limpieza (SAV, FCC y Secopsa). En el caso de Secopsa, la tensión se ha visto refleja en las 38 multas de entre 100 y 450 euros que la Concejalía de Calidad Ambiental ha impuesto entre junio y agosto a esta contrata, que gestionan la zona del Marítimo y Quatre Carreres, por incumplir el pliego de condiciones y no limpiar a conciencia las calles. Las multas suman en total 8.290 euros.
El sustancioso contrato de recogida de basura y limpieza viaria, el de mayor cuantía del Ayuntamiento de Valencia (900 millones de euros) se lo reparten tres empresas: FCC, que gestiona la zona norte; SAV, que gestiona la zona sur y Secopsa que controla el distrito Marítimo. El contrato se adjudicó a dichas empresas en 2005 por periodo de 15 años que caducará en 2020.
La concejala de Calidad Ambiental, Pilar Soriano (Compromís), ha sido muy crítica con la gestión de las contratas calificándola de «desastrosa» y anunciando medidas para una gestión más eficaz de los recursos. La junta de gobierno aprobó este mes un plan de choque con un millón de euros de presupuesto para reforzar la limpieza en la ciudad. El refuerzo de la limpieza lo asumen las contratas a cuenta de los pagos por adelantado que, en realidad debían haberse prorrateado a los largo de los 15 años del contrato, que hizo el anterior equipo de gobierno entre 2011 y 2013. El millón de euros para refuerzo de la limpieza se reparten entre la zona sur (520.628 euros) y la zona norte (391.921).
Para la zona del Marítimo, el nuevo ayuntamiento puso en marcha el pasado mes de julio medidas urgentes de refuerzo de la limpieza con un presupuesto de 234.000 euros, que a tenor de las multas que se han estado poniendo a lo largo del verano no se ha cumplido. La previsión del plan de choque de limpieza del Marítimo era que se incorporase un equipo de baldeo y una brigada de limpieza extra, con especial incidencia en zonas como la avenida de Tarongers y Vicent Gallart. El ayuntamiento empezó el refuerzo de la limpieza en el Cabanyal porque «es la zona más degradada». Al servicio ordinario se debían sumar una barredora los domingos y festivos, un equipo de repaso de la limpieza seis días a la semana y un equipo de recogida de enseres los siete días.
Maquinas averiadas y menos peones
Sin embargo, la inspección municipal ha constatado que no se están llevando a cabo las medidas anunciadas. El listado de multas correspondientes a los meses de junio, julio y agosto de este año al que ha tenido acceso este diario revela que el 30 de junio pasado la contrata dejó sin acabar el barrido manual del entorno de la calle Barraca, que no utilizó el 15 y 16 de julio la barredora mecánica en el paseo Marítimo o que durante tres días consecutivos 5, 6 y 7 de agosto no se realizó el barrido mecánico en Natzaret, la Malva-rosa y el Cabanyal. Al menos diez de las multas impuestas están tipificadas como graves. Entre las multas se incluye una de 180 euros por la ausencia del camión y uno de los tres peones previstos en el servicio de refuezo del botellón en las zonas del Paseo Neptuno y las proximidades de as discotecas las Ánimas y Acuarela.
La contrata ha recurrido sin éxito las multas alegando que hay zonas como la calle Barraca o Pintor Ferrandis, unas de las más degradadas del Cabanyal, que «precisan unas atenciones especiales, que producen un detrimento en el resto». Secopsa señala además que «la duplicación de la longitud del itinerario hace que, si bien los rendimientos totales sean superiores, no pueda atenderse con la misma diligencia cada metro lineal». Los técnicos municipales responden que «el hecho de que existan zonas en que se presta mayor atención no justifica la existencia de otras con acumulación de suciedad» y recuerdan que la empresa ha hecho caso omiso de los avisos de la inspección. También aduce Secopsa en el caso de la ausencia de la máquina de limpieza de playas en las Arenas y Malva-rosa que estaba averiadas a lo que el jefe del servicio de Residuos Sólidos replica que la ausencia de las máquinas ha sido «repetitiva».
