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«Este pueblo no es una rotonda»

La Asociación de Vecinos de Castellar presenta a Ribó un plan alternativo al PGOU de desarrollo sostenible - Los arquitectos David Estal y Carles Dolç avalan la propuesta de urbanismo preventivo para esta barrio fronterizo del parque natural

«Este pueblo no es una rotonda»

Años atras, Castellar se encontraba más alejado de la ciudad, pero el acceso era más fácil a través de canales „surcados por el barco-correo del «Ravatxol»„ y caminos que permitían llegar al centro de la ciudad en 25 minutos. En la actualidad, llegar en autobús desde Castellar a la plaza del Ayuntamiento cuesta 45 minutos, casi el doble. El progreso traducido en infraestructuras como el nuevo cauce, la V-30, Mercavalencia, la autopista del Saler y la pista de Silla han convertido a esta población ubicada en la frontera del Parque Natural de la Albufera en una isla. «El progreso nos ha traído aislamiento, porque se ha hecho sin pensar en nosotros». Así lo asegura Empar Puchades, presidenta de la Asociación de Vecinos de Castellar, que este jueves se reúne con el alcalde de Valencia, Joan Ribó, para ponerle sobre la mesa un novedoso plan integral de urbanismo de anticipación que quiere sentar las bases para el desarrollo sostenible de este barrio de 7.000 habitantes.

La necesidad de un plan integral para el barrio surge a raíz de la revisión del PGOU que impulsó el anterior gobierno del PP. Así lo explica Alex Ramón, alcalde de Castellar y estudiante de Sociología de 27 años que, como muchos otros jóvenes de esta población, quieren dar impulso al barrio aprovechando sus recursos y potencialidades. El PGOU daba un nuevo bocado a esta valiosa y productiva zona de huerta y además agravaba el problema del aislamiento con la ampliación de la pista de Silla. Aunque el PGOU ha quedado aparcado con la llegada al ayuntamiento del gobierno tripartito (Compromís, PSPV y Valencia en Comú), los vecinos quieren evitar amenazas futuras. De ahí la idea de presentar un plan urbanístico alternativo basado en las necesidades e intereses de Castellar y elaborado por sus vecinos.

Un grupo de arquitectos y urbanistas, entre los que están Carles Dolç y David Estal, han plasmado esta iniciativa vecinal en un «plan integral de urbanismo de anticipación» que, además, ha sido reconocido dentro un concurso convocado, bajo el lema «Emergents», por la Universitat de València como uno de los mejores proyectos de mejora urbana de la ciudad. A la convocatoria de la Nau se presentaron 90 propuestas y se premiaron seis, entre ellas de la Castellar.

Un barrio con luz propia

David Estal asegura que Castellar tiene «un enorme potencial» que está por aprovechar como su ubicación «estratégica» entre el litoral y la Albufera y a pocos metros de la Ciudad de las Ciencias. Los habitantes de Castellar tienen una identidad de pueblo muy arraigada y por eso quieren dar valor a un modo de vida que tiene todas las ventajas de vivir en un entorno natural pero también bastantes inconvenientes. Quieren, explica Empar Puchades, recuperar la conexión con los pueblos vecinos y con la ciudad. «Este pueblo no es una rotonda», destacan. Por eso proponen la creación de una vía verde y la transformación de la autopista del Saler en un bulevar.

Quizás esa lejanía de la ciudad es la que les ha obligado durante generaciones a hacer de la necesidad virtud, con iniciativas de economía social que se anticiparon a su tiempo, como la puesta en marcha hace casi un siglo su propia cooperativa eléctrica, que sigue funcionando pese a los envites periódicos de las grandes compañías eléctricas.

Los vecinos creen que la huerta, como actividad productiva y como paisaje, son un gran potencial por eso quieren impulsar una cooperativa agraria y un mercado de kilómetro cero con huertos en la base de contenedores ilegal que funcionó hasta hace poco en el pueblo. Reconquistando así para la huerta seis hectáreas que en su día fueron asfaltadas para albergar contenedores portuarios. Remodelar la plaza para convertirla en espacio público y potenciar el valor de las plantas bajas , cotxeras o «sequers» como espacios para la venta de productos ecológicos, así como resolver los «culs de sacs» del barrio son algunos de los retos por delante.

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