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La alquerías del Pouet agonizan

La presión de Salvem el Pouet salvó hace 20 años varias alquerías de Campanar que hoy amenazan ruina

Salvem el Pouet fue uno de los primero grupos surgidos en la ciudad para denunciar la destrucción de la huerta, en concreto, para oponerse a la demolición de un conjunto de alquerías con tierras productivas en Campanar, una agresión urbanística cometida en nombre del desarrollo del Parque de Cabecera. La plataforma ciudadana, constituida en 1996 y formada fundamentalmente por las familias afectadas por las expropiaciones y los derribos, no lograron paralizar el proyecto, pero su acción sirvió para remover conciencias y que en la segunda fase de urbanización se conservarán algunas alquerías y se destinasen a servicio público.

La alquería de Barrinto, en el parque de Marxalenes, también es deudora de la movilización y la presión que ejercieron las familias del Pouet. Tras las protestas y desalojos forzosos de los vecinos, el ayuntamiento, entonces gobernado por Rita Barberá, se mostró más sensible con la intervención en el Parque de Marxalenes, donde se conservaron numerosas alquerías y edificios industriales, como la aceitera, que ahora se va a restaurar.

En el parque de Marxalenes destaca como ejemplo de rehabilitación del patrimonio rural la alquería de Barrinto, cuyos orígenes se remontan al siglo XIV. La alquería medieval, reconvertida en equipamiento público, fue profundamente reformada en 1914, sin embargo, los restauradores, dirigidos por el arquitecto y experto en arquitectura rural, Miguel del Rey, lograron recuperar numerosos elementos originales, como las ventanas con «festejadors», los arcos de yeserías flamígeas, las escaleras voladas, la madera policromada y los solados de azulejería. En la restauración se recuperó el protagonismo de la arquitectura del siglo XV si bien se conservaron otros elementos valiosos posteriores, como la cocina de inicios del siglo XIX. La alquería Barrinto fue en origen una casa rural que en los siglos XV y XVI devino en una suntuosa y señorial alquería, en sintonía con la potente y enriquecida sociedad valenciana de finales del siglo XV.

Peor suerte han corrido las alquerías del camino del Pouet que se conservaron, entre ellas la del Rey (calificada como bien de relevancia local) que fueron incluidas para uso de restauración en el ámbito de la concesión de Rain Forest, la empresa que construyó y gestiona el Bioparc. El concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià, está negociando con Rain Forest la cesión de las alquerías para restaurarlas y convertirlas en un espacio para potenciar la gastronomía valenciana. Mientras llega el acuerdo, las alquerías languidecen y su ruina avanza.

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