Una empresa de catering subcontratada para un evento privado que se celebraba ayer en el Ateneo Mercantil intentó cocinar paellas en el Salón de Exposiciones, en la tercera planta y junto al Salón de Actos, donde entre 300 y 400 personas asistían a un concierto de música clásica. Cuando la Junta Directiva se enteró del hecho, avisada por socios que acudían al concierto, obligó a la empresa a trasladarse a la sexta planta, donde se encuentra el restaurante y donde se celebraba, también ayer, un homenaje al exvicepresidente de la Junta Central Fallera entre 1988 y 1992, Manolo Borrull, con la presencia del actual presidente de la entidad, Pere Fuset, y de uno anterior, Félix Crespo, entre otras autoridades.

La presidenta de la entidad, Carmen de Rosa, asegura que trasladarán hoy sus quejas a la empresa organizadora. «Nos hemos llevado un buen susto», explicó la presidenta a preguntas de este diario, que aseguró que la empresa de catering, que hacía las paellas para un evento privado, sabía que no tenía permiso para cocinar en esa sala en cuestión. «Venían preparados con paelleros y todo», comentó de Rosa.

La alerta la dieron los asistentes al concierto que se celebraba en la sala de al lado, el Salón de Actos. Cuando se dieron cuenta del trajín en el Salón de Exposiciones, avisaron a la Junta Directiva y Dde Rosa dio «plenos poderes» al secretario de la junta para que trasladara la cocina a otro punto del Ateneo, en concreto, al sexto piso, donde se encuentran los fogones del restaurante.

Según fuentes de la empresa, la de ayer no habría sido la primera vez que se cocinaran paellas en el Salón de Exposiciones. «Se hacían en la parte de atrás», explicaron las mismas fuentes. Sin embargo, De Rosa se muestra tajante al respecto. «Nunca, jamás, al menos desde que estoy yo aquí», explicó.

No hubo que lamentar accidentes, pero no eran pocos los asistentes al concierto que ayer apuntaban a los pesados cortinajes del Salón de Exposiciones. «Eso podía haber sido un polvorín, era una locura», explicaban algunos de los asistentes. «Se han ido al sexto piso, y menos mal», concluían.