Isabel Lozano Lázaro (Valencia, 1974) transmite convencimiento cuando expone sus proyectos, sus inquietudes y objetivos al frente de la concejalía que ostenta: Igualdad y Políticas Inclusivas. Borrar estereotipos estigmatizantes por razón de sexo, raza u orientación sexual es para ella «un reto» que piensa defender exprimiendo el presupuesto. Ligada desde siempre a movimientos sociales y de feminismo se decidió a dar el salto a la política en 2011, y en concreto a Compromís «perquè feia olor a finestres obertes». Lozano persigue una ciudad «amable y dinámica, donde el diálogo, la cultura, la igualdad de oportunidades y la sostenibilidad sean motor de felicidad y bienestar». En esas anda, dotando de contenido a una concejalía necesitada de un impulso «real». Y preocupada, mucho, por una sociedad condenada al envejecimiento «si no hay un cambio de modelo productivo y reproductivo».

¿Qué balance hace de estos casi diez meses de legislatura municipal?

Es pronto, porque cuando llegamos a una administración de estas dimensiones, de la envergadura de una ciudad como Valencia, nos encontramos con la falta de personal para llevar a cabo nuestros proyectos. También nos topamos con una necesidad de cambiar las dinámicas, las formas de hacer las cosas a nivel interno.

Es curioso, coinciden ustedes al señalar eso y también en el poco trato que había entre funcionarios y políticos en la larga etapa del Partido Popular.

La sensación que hemos recibido es que faltaba iniciativa política por parte de las concejalías. El personal técnico, que está muy receptivo, hacía lo que podía. Ahora estamos apretando porque queremos hacer muchas cosas. Tenemos las limitaciones presupuestarias que tenemos, pero vamos a intentar incorporar a más gente.

¿Qué cambio hay entre esta etapa de Compromís y la anterior del Partido Popular?

En lo referente a la parte parte social antes estaba muy paralizada. Puedo decir que Igualdad no era una concejalía como tal. Ahora la hemos redimensionado porque era una sección con un presupuesto ínfimo, con poco personal y una política muy testimonial. La incidencia social no era la adecuada. Hemos triplicado el presupuesto, pero se puede decir que estamos aún en fase de construcción. Vamos a tener cuatro agentes de igualdad para hacer trabajo de prevención en los barrios y el objetivo es que sean siete al final de la presente legislatura si es posible.

Han impulsado el Centre Municipal de la Dona.

Sí, estamos dotándolo de recursos para que sea una referencia para las mujeres de la ciudad en cualquier tipo de necesidad. Queremos que esté abierto al asesoramiento de las entidades y asociaciones, con una abogada que hemos incorporado para dar apoyo legal, y que las pedanías sepan que disponen de ese recurso.

¿Qué objetivo se ha marcado Isabel Lozano para este tiempo?

Reducir las desigualdades entre hombres y mujeres, acabar con la discriminación LGBT y buscar la inclusión social y laboral de personas que tienen más dificultades, por su discapacidad, sexo, procedencia, o que están en riesgo de exclusión. Lo que pretendemos es tener diagnosticada la situación y evaluar, anualmente, y sobre todo a final de legislatura, si efectivamente lo que estamos haciendo ha conseguido reducir la brecha.

De sus palabras se deduce que el PP hizo más bien poco al respecto.

Las políticas eran tan pequeñas que estamos funcionando con el segundo plan de igualdad, que ya había caducado en 2012. Estamos planteándonos hacer un plan marco que vaya más allá de la legislatura y planes anuales de acción, pero dentro de una actuación estratégica global. Estamos acabando de hacer el diagnóstico para tenerlo elaborado antes del verano, con indicadores serios, con datos sobre el paro entre las mujeres, la renta, las familias monoparentales... para empezar a implementarlos y ver la incidencia real de las políticas que vamos aplicando.

Quieren acabar ustedes con el cántico de «Maricón el que no bote». ¿Cómo se consigue eso?

¡¡¡¡¡Uff!!!. ¿Cómo conseguirlo todo? Con sensibilización. Parece una chorrada, incluso alguien puede pensar que es una frivolidad, pero al expresarte con frases así estas ofendiendo a personas y estas afectando a la autoestima de un determinado colectivo. Uno no ha de ser objeto de estigmatización ni motivo de burla por su orientación sexual.

¿Cómo se pone fin a la discriminación o violencia de género?

Hemos de incidir en la cotidianidad, en cómo se plantea la gente la vida, cómo ve el mundo, qué significa ser mujer o hombre, cuestionar esa visión naturalizada de las cosas con campañas, talleres, debates... trabajar en cómo estamos construyendo hombres y mujeres en el día a día, en cómo gestionamos las emociones... Son palabras muy grandes pero es lo que está en la base de la desigualdad. Hay que buscar un cambio de modelo pedagógico, hemos de educar en valores, enseñar a las mujeres a sostenerse a sí mismas. Esa es la madre del cordero. Indagar en qué pasa cuando tienes frustración o miedo y cómo se canaliza eso... si dando un bofetón, o sabiendo manejar situaciones...

Algunos políticos empiezan a dar ejemplo no ocultando su orientación sexual...

Eso naturaliza, ejemplifica, y es importante porque tienes referentes. Es igual que visibilizar a las mujeres de la ciencia, que claro que las hay, para que las niñas vean que hay referentes femeninos en todos los ámbitos aunque no tengan acceso a puestos relevantes. (En ese punto recomienda las actividades programadas para el 8 de marzo, Día Internacional de la Dona). Y para un niño o una niña que tenga una condición sexual que no sea la heteronormativa, necesitan referentes para vivir con naturalidad su situación.

Mucho trabajo por delante aún para que las mujeres alcancen la igualdad...

Los políticos tenemos la obligación, el mandato, de ir limando todas las dificultades. Nos queda un papel de «deconstrucción». Nuestra situación, nuestra desventaja, en el caso de la mujer, no es casual. Se trata de una construcción cultural de muchos años que ahora hay que ir deshaciendo. El impulso, el compromiso personal y político nuestro, demostrado en el presupuesto, es un paso imprescindible, pero no suficiente. A partir de ahí estamos contagiando a los medios, a las entidades, de que este es un tema importante, de que está en la primera línea y de que ha de ser una lucha transversal. Las mujeres estamos aquí y hemos de luchar para hacernos más visibles. Hemos de luchar contra toda desigualdad, o esta será una democracia a medio hacer. Literalmente.

Hablando de mujeres... ¿Qué opina de Mónica Oltra?

Es un referente, absolutamente. En valentía, en coherencia y con su denuncia tan contundente, tanto vital como política. Ha sido la figura que ha hecho la oposición más clara al gobierno valenciano del PP. Es la voz de muchas personas que estábamos sumidas en la indignación, en la impotencia de pensar que nunca cambiaría esto, de llegar a plantearnos que si no había un cambio político había que marcharse del país. Transformar, incidir, cambiar las vidas. Eso hizo Mónica Oltra.

El grupo popular, con todos sus ediles imputados, ¿está capacitado para hacer oposición?

La suya es una actuación muy discreta, cuando no cínica. Reclaman ahora cosas que antes se dedicaban a torpedear. Hablo en concreto de la política de LGBT.

¿Imagina una situación semejante en Compromís?

Es muy difícil decir que esto no nos puede pasar nunca. Algún error puede darse, pero el descaro del PP y llegar a esa normalidad en algunas conductas, sorprende. Es para tirarse las manos a la cabeza.

El problema de gobernar en coalición implica un doble control, hacia el partido de uno y hacia el de sus socios de gobierno. Algo complicado, ¿no?.

Joan (Ribó) está haciendo un trabajo en ese sentido. Cuando hay conflictos o problemas ejerce de mediador, de facilitador de las relaciones y si hay que introducir alguna corrección de forma sensata, pues lo hace. La verdad es que no tenemos divergencias importantes, y en cuanto a línea política estamos en sintonía. A veces se trata más de ajustar la coordinación entre unas áreas y otras.

¿Sirvió entonces el cónclave de Jubiocio?

Yo lo valoro muy positivamente. Necesitábamos parar un poco para pensar cómo estamos haciendo las cosas. En mi caso hice mucho énfasis en la necesaria transversalidad para trabajar por la igualdad todos juntos.