«Potenciar todas las fiestas, también la del Corpus Christi, pero sin confundir institución con religión» porque «en esta ciudad hay muchos católicos pero también de otras creencias o ateos». Así se expresó el año pasado por estas fechas Joan Ribó en respuesta a Rita Barberá, cuando esta -aún alcaldesa- dudaba de que la festividad mantuviera su «dignidad» con Ribó al frente del ayuntamiento.

El alcalde ha cumplido su palabra. Ayer por la mañana mostró su compromiso por las tradiciones, siendo testigo y participando en varios actos, pero no estuvo presente en la procesión de la tarde. Sí que estuvieron, por un lado, la concejal Sandra Gómez y el teniente de alcalde Joan Calabuig, que procesionaron detrás de La Custodia, con otros representantes civiles. Además, los concejales Carlos Galiana y Pere Fuset participaron ataviados de cirialots, reyes portadores de ciriales gigantes con las armas de su ciudad. El concejal de Fiestas no pasó desapercibido, pues como le dijeron varias mujeres del público su barba natural -más abundante que la rubia postiza- y su pendiente «le delataban».

Entre los participantes que escenificaban varios pasajes bíblicos y del Antigo y Nuevo Testamento como es habitual en la celebración más antigua de la ciudad, también estaban las Falleras Mayores de Valencia, Sofía Soler y Alicia Moreno, que fueron ovacionadas por el público que abarrotaba las calles del centro histórico. A diferencia de la procesión de la Virgen de los Desamparados en la que llovió, ayer lucía el sol y todos los niños y niñas que han comulgado, así como sus familias y los asistentes de las parroquias, entidades y gremios de la ciudad, pudieron procesionar sin problemas ni contratiempos.

Los más pequeños se entretenían con las flores que lanzaban desde los balcones de la calle Caballeros y pedían «¡otra, otra!» haciendo que los adultos les recordaran que debían mantenerse tranquilos en su sitio en la fila.

Entre el público, dos vecinas de la Malva-rosa y de Quart de les Valls, un pueblo próximo a Sagunt, aseguraban que la procesión -que veían por primera vez- era «muy bonita» y que se habían emocionado al paso de la Senyera. También les gustaron los cánticos que recitaron alguna coral y oratoria.

Desfilaron un gran número de personas caracterizadas como diferentes apóstoles, profetas, evangelistas, ángeles, reyes y santos como Santa Marta o Sant Jordi junto a la tarasca y el dragón a los que se enfrentaron, según los relatos.

Antes del fin de la procesión, un figurante recordaba al público que «el tiempo es breve» en la Tierra y finalmente llegaba La Custodia, una pieza de orfebrería de más de 50 años, muy aplaudida y custodiada por militares en el recorrido, y a la que siguieron varios políticos. Además de los ya mencionados anteriormente, también estaban Fernando Giner (C´s); el delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, junto a Isabel Bonig, lideresa del PP valenciano, el exconseller de Educación Alejandro Font de Mora, y la senadora Marta Torrado. Detrás, alejado de Bonig estaba Alfonso Novo, exportavoz municipal. El presidente de las Corts, Enric Morera y el conseller de Hacienda, Vicent Soler, estuvieron en un balcón.

«Ataque a la libertad religiosa»

En la misa que se celebró por la mañana, el arzobispo Cañizares pidió «una mayor y más incisiva presencia católica individual y asociada en los diversos campos de la vida pública», ante el «ataque y acoso constante por parte de algunos a la libertad religiosa». «La fiesta de hoy es una confesión pública de la fe», afirmó, y pidió a los cristianos que no se oculten ni reduzcan la práctica religiosa al ámbito privado, como quieren «algunas corrientes muy poderosas».