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Un misterio resuelto

Esta semana hemos sabido que el puerto ha ofrecido a las administraciones públicas la valla de forja de principios del siglo XX que durante décadas rodeó las instalaciones del puerto. Fue en el año 2004 cuando esta emblemática valla de forja sucumbió a la vorágine de los grandes eventos, que tanta afición parecían despertar entre la derecha valenciana. La reordenación de la flamante dársena interior y la actual Marina Juan Carlos I para la celebración de la polémica Copa del América, supuso el desmontaje de un primoroso trabajo de forja que durante décadas constituyó una de las señas de identidad del puerto. La valla con sus imponentes 2 metros de altura y con sus estilizadas puntas al cielo, se ubicó en el puerto al construirse sus tinglados, alzándose en armonía con el también protegido y modernista edificio del reloj. Este desmantelamiento, que fue visto por algunos como la solución a la «frontera ficticia» entre los poblados marítimos y el resto de la ciudad, como la esperada prolongación de la ciudad al mar, resulto ser un rotundo fracaso. El acercarnos hasta allí para comprobar el lamentable estado en que se encuentra el Tinglado 2, debería hacernos reflexionar sobre cual es la política en materia de patrimonio que queremos para nuestra ciudad y sobre cual hemos tenido, o mejor dicho ,sufrido durante demasiados años. El espacio ocupado por la valla, nos debería hacer pensar sobre la acción de gobierno que llevó a cabo el PP, con la aquiescencia de una mayoría social y política, todo hay que decirlo, que demostró su especialidad en celebrar eventos de todo tipo, cuanto más grandes y multitudinarios mejor, sin reparar en costes. Como en muchas otras ocasiones en lo que respecta al patrimonio valenciano, al PP no le tembló el pulso a la hora de desmantelar una estructura que formaba parte del patrimonio histórico artístico de la ciudad, seña de identidad de todo un barrio. Me pregunto si la valla de forja de la playa de la Concha en San Sebastián, habría corrido la misma desafortunada suerte. Así las cosas, y con la valla derribada , desde el primer momento y durante años Esquerra Unida de Valencia se interesó por el paradero de la misma, sin obtener respuesta alguna. Sólo silencio y evasivas. El propio Consell Valencià del Cultura, en palabras de su propio presidente, mostró su preocupación por la misma, solicitando en el año 2008 la protección de la verja histórica. Después de más de una década , parece que el misterio, finalmente ha sido desvelado. La valla se encuentra desmontada y numerada, junto con sus soportes, en algún punto del recinto portuario del Grau, sin que hasta ahora nadie le haya prestado la más mínima atención a lo que es sin duda, una verdadera joya del modernismo valenciano. Qué lejos quedan las declaraciones de intenciones de colocar a Valencia en la ruta europea de ciudades modernistas. Un vez más se demuestra que si en alguna ruta estuvo Valencia fue en la del despropósito y el desprecio más absoluto hacia todo lo que supusiera verdaderamente nuestra cultura.

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