Están dispuestos a pasar cuatro noches a la intemperie con tal de comprar un palco para la Batalla de Flores. Toda una demostración de que este festejo, por lo que sea, se ha convertido en un fenómeno social en los últimos años. Desde el martes por la tarde, un grupo de más de una docena de personas ya monta guardia junto a las taquillas de Viveros para conseguir alguna de las entradas.

Este caso tan excepcional de premura se debió, según confesión de los allí presentes, a lo sucedido durante la jornada del martes. «Nos encontramos con que todas se han vendido. Eso quiere decir que la expectación es enorme. Si sólo había 57 a la venta, no podíamos correr el riesgo de que se nos escaparan. Una vez instalados es cuando nos hemos enterado que habrá 160 palcos más. Pero ¿qué ibamos a hacer? ¿Desmontar para volver al día siguiente? Para eso ya nos quedamos».

Y no parecía inquietarles demasiado. La cola de la Batalla de Flores es un clásico y muchos de los que la hacen durante varios días son habituales en la misma.

Este año con el añadido, por ejemplo, de que entre las más madrugadoras hay dos de las preseleccionadas para la corte de honor (de Duque de Gaeta y Merced). Ellas tienen sitio en carroza, pero pasarán los días para que las vean los familiares. «Y ya que este año habrá más recorrido no va a ser una Batalla. Va a ser una super-batalla»

En esta ocasión, la premura, o el pánico, se había apoderado de los más impenitentes. Y es que la jornada del martes fue verdaderamente rocambolesca.

A las diez y un minuto de la mañana, aquellos que querían hacerse con alguno de los palcos a través de internet se encontraban con que estaban agotados. La semana anterior, la venta duró veinte minutos. En esta ocasión nada.

Como es fácil imaginar, la indignación corrió rápidamente. Y, sobre todo, porque en las redes sociales (la Batalla de Flores tiene una clientela muy digital) nadie hacía ostentación de haber conseguido una de esas localidades.

Durante la tarde hubo una reunión de urgencia entre la empresa contratada para gestionar la venta por la red, Spain Tastic! „que se encargan de eventos parecidos, como la Tomatina de Buñol„ y el ayuntamiento. El gerente de la firma reconoció que se había producido un error en el sistema y que la totalidad de palcos (320) previstos para vender de esta forma se habían despachado en el primer turno, el pasado día 19. Y ayer, obviamente, no se había podido despachar ninguno.

En esta tesitura, la empresa en compensación por el error, la empresa ha decidido asumir como única responsable de la incidencia, el coste de la instalación de 160 palcos adicionales a los ya previstos inicialmente.

«Habrá clavellón para todos»

El concejal Pere Fuset aseguró que «hay sitio para poder instalar esos palcos». Pero, en este caso, se pondrán a la venta en las taqullas de Viveros el próximo sábado a partir de las 9 de la mañana junto con los 57 que ya había previstos. También aseguró que «habrá clavellones para todos porque hay excedente por buena cosecha. No habrá problemas». Este aumento inesperado provocará que la Batalla tenga más aforo que nunca. Serán en total 3.222 las plazas, «1.560 más que el año pasado»

Esta venta en taquilla, más allá de los que hacen cola, pondrá en juego la verdadera dimensión de la Batalla de Flores, un festejo que se ha puesto de moda en los últimos tiempos y cuya capacidad de convocatoria, incluso pese a lo intempestivo de la fecha (en plena operación salida) tiene que demostrarse.

Mientras, los miembros de la cola están dispuestos a pasar noches a la intemperie o temperaturas cercanas a los 40 grados. Mantas, bebida, comida, una jaima y tumbonas convierten los aledaños de Viveros en un auténtico mini-campo de refugiados.

Nueva discrepancia de Crespo

La venta «online» también fue el telón de fondo para una crítica del edil popular Félix Crespo, quien habló de «ilegalidad» en la concejalía de fiestas al venderse los palcos «por una empresa que aún no está contratada por el ayuntamiento», algo que tildó de «escándalo gravísimo: no existe resolución de adjudicación de contrato menor firmada por el concejal ni aprobación en la Junta de Gobierno Local». Fuset no quiso replicar ayer, aunque podría hacerlo el miércoles, en la presentación oficial del festejo.