El conflicto sobre las competencias municipales abierto tras la salida del socialista Joan Calabuig del Ayuntamiento de Valencia quedó cerrado en el día de ayer. Su número dos, Sandra Gómez, se quedará con todas las delegaciones, tal como se había decidido internamente, y la nueva concejala, Anaïs Menguzzato, se ocupará de Protección Ciudadana. Tras una reunión de los tres socios de Gobierno, el propio alcalde, Joan Ribó, explicó que había desistido de su idea de modificar esas competencias al no contar con el apoyo de sus socios. Los posibles «arreglos técnicos» se posponen, dijo, para un momento mejor.

Con esta comparecencia, Ribó pone fin a lo que él mismo llamó «serpiente de verano» y lo hizo dando marcha atrás en su idea de aprovechar la salida de Calabuig para modificar algunas de las competencias de sus socios socialistas y también de València en Comú, como ha trascendido después. La contundente negativa de ambas formaciones a modificar los firmado en el Pacto de la Nau le ha llevado a desistir de sus intenciones. No tiene consenso, dijo, y por tanto, «todas las competencias se van aquedar como estaban». El debate «sobre posibles arreglos técnicos» se deja para otro momento que permita un debate calmado. «Lo más importante „explicó el alcalde„ es la estabilidad del Gobierno de la Nau y cualquier cuestión técnica es secundaria respecto a eso».

En el caso concreto del Grupo Socialista, la propuesta del alcalde era cambiar de manos el área de información y la gestión de la página web, que en la práctica supone el control de las redes sociales y la propaganda municipal.

Para Sandra Gómez, por tanto, la reunión de ayer fue positiva y se cerró con «plena sintonía de los tres grupos y el alcalde». «Ya dije que después de hablarlo todas las partes llegaríamos a un acuerdo».

Sandra Gómez explicó que en la reunión de ayer se había hecho balance del año de gestión y que las conclusiones habían sido positivas, por tanto, «lo que funciona bien no hace falta cambiarlo». El Grupo Socialista «está por la mejora constante de los servicios ciudadanos», dijo, pero cree que cualquier cambio «merece un debate profundo y amplio más que un planteamiento cerrado, en este momento concreto y referido a unas áreas ya determinadas».

«Nosotros queremos que el ayuntamiento funcione y estaremos abiertos a debatir esas disfuncionalidades, pero la conclusión sobre qué funciona bien y qué funciona mal merece un debate más amplio», apostilló.

También en el grupo de València en Comú se plantearon cambios, concretamente en las áreas que gestiona María Oliver, que son Acción Cultural, Patrimonio, Vivienda y Juventud. La idea del alcalde era aligerar la «carga de trabajo» de esta concejalía y repartirla entre otros miembros de la corporación, entre ellos su compañero Berto Jaramillo, lo que generaba incluso un problema de organización interna.

Pero la negativa también fue rotunda. «No va a haber ningún cambio. Es verdad que el alcalde tienen que tener un papel, pero el reparto de delegaciones es fruto del acuerdo de la Nau y cualquier cambio lo tienen que aprobar los tres partidos», repitió Jordi Peris, portavoz del grupo. «Hemos analizado algunas cuestiones y hemos decidido que este no es momento de cambios y que las competencias sigan como hasta ahora».