El nuevo plan urbanístico del Cabanyal sin prolongación de Blasco Ibáñez ni derribos echa a andar más de un año después de que el gobierno de la Nau anunciase la derogación del anterior planeamiento impulsado por Rita Barberá y suspendido, a su vez, por una orden ministerial de Cultural de 2009 que lo declaró expolio del Patrimonio. La previsión del concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià, era licitar la redacción del documento el año próximo; sin embargo, la presión vecinal y las continuas críticas por el retraso en las medidas de revitalización del barrio han llevado al gobierno del tripartito (Compromís, PSPV y València en Comú) a agilizar los trámites y aprobar una modificación de crédito para dotar ya de presupuesto al nuevo plan.

A la redacción del nuevo plan, que sacará de la provisionalidad urbanística al barrio se destinarán 250.000 euros. Sarrià confía en que el documento, que deberá ser informado por dos conselleries, la de Cultura y la de Obras Públicas y pasar un proceso de participación pública, esté terminado en dos años y aprobado en la actual legislatura.

Así las cosas, la junta de gobierno local aprobó ayer por despacho extraordinario el encargo a la empresa municipal Aumsa las actuaciones necesarias para la asistencia técnica en la elaboración del nuevo Plan Especial de Protección del Cabanyal-Canyamelar. Aumsa deberá aprobar un pliego de condiciones que servirá de base para la adjudicación del equipo redactor de este nuevo planeamiento que sustituirá al diseñado por Joaquín Monfort y Vicent Corell.

El objetivo es que este nuevo Pepri «esté aprobado definitivamente durante esta corporación», destacó ayer Sarriá, quien insistió en que la rehabilitación del Cabanyal es «un proceso imparable» que se ha iniciado con la renovación de la red de agua potable, continuará con la red arterial de colectores y la urbanización integral del barrio, y de manera paralela con la rehabilitación de vivienda pública, junto a las rehabilitaciones de viviendas que llevan a cabo los vecinos con ayuda pública. «Con estas actuaciones y con la redacción del nuevo planeamiento, hemos puesto fin a la vergüenza que supuso recibir una declaración de expolio y numerosos informes y sentencias contrarias al anterior Pepri», que optaba por la destrucción del barrio, y ha causado durante años un abandono del barrio y un sufrimiento innecesario a los vecinos», destacó el concejal.

Éxito o engaño

Para Sarrià, el proceso de solicitud de rehabilitación y reformas en el Cabanyal «ha sido todo un éxito» y que las licencias se están tramitando en tiempo record. A su juicio, «hemos conseguido en un año devolver la ilusión a los vecinos del Cabanyal, y cuando finalice esta corporación el barrio habrá recuperado su esplendor y dinamismo». Menos optimista se mostraba ayer el PP que dudó de que el plan esté aprobado en los tres años de gobierno que quedan. En opinión del concejal Alfonso Novo el encargo de redacción de un nuevo Pepri del Cabanyal-Canyamelar, 16 meses después de tomar posesión en el gobierno municipal del tripartito, nos da la razón cuando advertimos que no se puede derogar un planeamiento si no se aprueba uno nuevo». Según Novo, el gobierno municipal «ha engañado a los vecinos, al prometer una regeneración y rehabilitación del barrio, sin haber hecho los deberes, esto es sin tener un plan que permita actuar en el Cabanyal».

La redacción del nuevo plan incluirá la elaboración de un nuevo catálogo de edificios históricos. Después de 16 años de degradación y abandono derivados del conflicto entre el ayuntamiento y los vecinos contrarios a la prolongación hasta el mar de la avenida Blasco Ibáñez algunos edificios protegidos están arruinados y otros que no lo estaban podrán incluirse, según apuntaron fuentes municipales. Tras la aprobación provisional del plan quedarán suspendidas las licencias urbanísticas en la medida que afecten a la conservación del patrimonio histórico.