La visita de Richard Gere a Valencia ha causado una enorme expectación como podía suponerse, expectación que sin duda contribuirá a destacar uno de los motivos de su viaje, respaldar el trabajo de la ONG Fundación RAIS. Valencia que tiene fama de ser una ciudad alegre y hospitalaria, para algunos, ésa no es más que una fugaz impresión. Es lo que les ocurre a las personas a las que llamamos «sin techo», probablemente nunca pensaron que les llegaría a faltar un trabajo, o un techo para cobijarse . La Fundación Rais señala que al menos 404 personas duermen cada noche en las calles de Valencia. La mayoría padece graves problemas de salud, son agredidos con frecuencia y ven disminuir notablemente su esperanza de vida. Diversos estudios indican que el número de personas sin hogar va en aumento. El indicador AROPE por ejemplo, señala que los ingresos medios de los hogares en nuestro país se han reducido un 11% entre los años 2008 y 2012. La ciudad, a pesar de todos sus problemas, siempre nos deslumbra, sobre todo cuando la miramos con ojos de turista. Así nos sucede cuando la mostramos a los amigos que nos visitan. Con satisfacción les proponemos dar un paseo por aquellas zonas de la ciudad que más nos recuerdan años felices. Cuando empezábamos a vivir la ciudad a nuestro aire y a conquistar cada noche una nueva parcela de libertad.
Entonces aún no habíamos leído al genial poeta argentino Juan Gelman que nos advierte: la esperanza fracasa muchas veces, el dolor jamás, por eso algunos creen que más vale dolor conocido que dolor por conocer. Lila y Víctor, como buenos argentinos, tienen una viva e inteligente conversación . Son muy amables. Viven en Mar del Plata y sienten una auténtica pasión por viajar. El azar, el siempre caprichoso azar, quiso que conocieran a Paco en un viaje a China. De eso hace ya 17 años, desde entonces, se han encontrado en diferentes lugares del mundo. A lo largo de ése tiempo el grupo ha crecido, otros se han incorporado con la excusa de nuevos viajes. Ahora empiezan a planear su próxima cita . La suya es una amistad construida a base de muy buenos recuerdos, deliciosos manjares servidos en cualquier lugar del mundo y, sobre todo, con muchas carcajadas. El resbalón de Moni, las pelotillas de Pilar, los chistes de Luis, las explicaciones de Ferràn o las divertidas ocurrencias de Concha. Como les sucede a las personas de su edad, repiten esas anécdotas una y otra vez, y vuelven a llorar de risa al hacerlo.Tendemos a adornar nuestra ciudad como si en ella todo fueran virtudes y careciera de defectos. Hacemos con ella como con nuestros hijos, destacamos lo bueno y escondemos lo malo.
Esa noche fueron a dar un paseo por la plaza de la Virgen. Se cruzaron con un grupo de chicos que realizaban ruidosas piruetas sobre su monopatín. Uno de ellos, en un arriesgado salto, casi se lleva por delante a Paco. Concha como un rayo, indignada, increpó al chaval y le señaló que ésa plaza está hecha para pasear, que no es una pista de patinaje. Acabaron concluyendo que el alcalde Ribó debería prohibir patinar en zonas peatonales. Virtudes y defectos de una ciudad que amamos sobre todas las demás, desde que empezamos a conquistar cada noche una nueva parcela de libertad.
