A quien no está versado en las interioridades de la Semana Santa, la presencia de Granaderos es algo que, como mínimo, sorprende. Puede entenderse el romano, pero un señor vestido de militar con gorros altos, que se hace llamar granadero evoca otras imágenes. Por ejemplo, los soldados británicos que hacen la guardia en el Palacio de Buckingham. Aunque, curiosamente, el origen de esta brigada de infantería no es inglés, sino francés.

Y no es una leyenda, sino una realidad, que a pesar de la soldadesca francesa hizo mucho y malo en la ciudad de València, el mariscal Suchet hizo de los granaderos el cuerpo de guardia de la Virgen de los Dolores, como anteriormente habían hecho los soldados españoles. Que no es poco, sabiendo que la ocupación habitual de los «hijos de la patria» estaba más cerca del saqueo que de rendir honores si no era al pequeño Emperador. Y cuentan, aquí ya a caballo entre el relato y la leyenda, que cuando las huestes de Napoleón pusieron pies en polvorosa, los ciudadanos de los Poblados Marítimos se hicieron con los uniformes que habían quedado, en el acantonamiento del Grao, que no mataron a los soldados, sino que tomaron prestado lo que habían dejado. Y que con esos uniformes continuaron con la costumbre de rendir honores a la Virgen.

Único en València y Cartagena

A partir de ahí, los granaderos quedarían incorporados de pleno derecho a la liturgia semanasantera. Sólo hay granaderos de origen en València y en otra ciudad portuaria, Cartagena. El «cap i casal» lo ha exportado a otras ciudades cercanas como la Vall d´Uixó, Alboraia o Benetússer. Y en la actualidad, la Semana Santa Marinera dispone de tres colectivos de granaderos: La Virgen, Virgen de los Dolores y Virgen de la Soledad. Las dos primeras, con dolorosas como imagen. La primera de ellas, que es la adscrita a la parroquia de los Ángeles, está de celebración este año: la imagen de la Virgen cumple 75 años. Es época de reconstrucciones de patrimonio y esta corporación conmemoró ayer el momento en que el imaginero Francisco Teruel, esculpió la imagen para un colectivo del que se tienen referencias a mediados del Siglo XIX, pero cuyo origen contemporáneo se remonta a una reunión vecinal en un establecimiento cualquiera del barrio. En este caso, en el bar Polp, marinero hasta en el nombre.

La imagen de la Dolorosa de los Granaderos será la primera en procesionar. Lo hacen las tres, cada una en su barriada, el Viernes de Dolor; esto es, el próximo día 7. Después se podrá contemplar en la sede social de la corporación (Tramoyeres, 26) y además de en los actos colectivos, volverá a participar en uno de los «encuentros» entre madre e hijo con el que empiezan, a primera hora, los domingos de Resurrección. En su caso, con el Cristo Resucitado.

El concepto de Dolorosa, una imagen de la Virgen en la que el imaginero no oculta en las facciones el pesar y la desazón por el hijo muerto, se muestra en esta ya veterana imagen con las lágrimas en el rostro y los siete puñales clavados en el corazón.

Ahora también hay dolorosas

El párroco de los Ángeles, Jesús Cervera, le encontró durante el acto de presentación un símil al presente. «La Dolorosa tiene una larga tradición entre los habitantes del Cabanyal. Y su significado en los tiempos actuales es perfectamente transmisible por la situación actual que, en determinados momentos, vive la mujer» en clara alusión a los episodios de violencia de género.

Una mujer, la que fue fallera mayor de València de 2017, Alicia Moreno, fue la primera en recibir anoche el libro conmemorativo. Comparte el cargo de clavario de honor con el torero Enrique Ponce.