U Como recuerda José V. Paños en la noticia que publicaba Levante El Mercantil Valenciano el pasado domingo, la historia de fantasías especulativas con el solar de jesuitas se remonta a finales de los años 60. Y hoy jueves, Salvem el Botànic - Recuperem Ciutat, la Coodinadora que durante 22 años luchó contra la edificación de torres (de vivienda y hotel) en esta privilegiada esquina de la Petxina con la Gran Vía de Fernando el Católico, escenificará su disolución en el auditorio del Jardín Botánico.

La Coordinadora ha entendido que el acuerdo alcanzado en 2013 entre el Ayuntamiento de Rita Barberá y los promotores (Expogrupo), con el discutido y costoso sacrificio de la sede municipal de la Avenida de Aragón, y el convenio entre el Ayuntamiento presidido por Joan Ribó y la Universitat de València (UV) para ampliación del Botánico -pendiente de firma hasta que se acuerde un plan de usos y correspondiente previsión de inversiones, recursos y financiación-, son razones suficientes para su disolución.

La decisión es parcial - del Salvem-; porque el Recuperem sigue siendo indispensable en el famoso solar y el Centro Histórico para no decir en toda la ciudad, su frente marítimo y entorno huertano, como se puso de presente en los Diálogos sobre Nutrición y Sistemas Alimentarios Sostenibles, realizados en la Universitat Politècnica los pasados 20 y 21 de abril, en el marco de la Capitalidad Mundial de la Alimentación que ostenta València el presente año. Uno de los temas planteados en la mesa de la Huerta Valenciana del taller sobre Alimentación y Territorio, con el sabio aporte de Eusebio Calle, curtido agricultor en la Pachamama y profesor de Botánica en la Universidad Técnica de Oruro (Bolivia), y que fue recurrente a lo largo de las 20 horas de nutritivos diálogos (incluyendo los de cafés y comidas), fue la necesidad de reforzar de manera innovadora y sostenible la relación campo-ciudad, implicando a todos los agentes públicos, privados y mixtos de la red alimentaria, de producción, distribución, consumo y residuos.

No me fue difícil asociar esta necesidad con el futuro del Jardín Botánico y con una propuesta que presenté en 1995, en artículo publicado el 17 de septiembre en Levante-EMV con el título de La esquina de la Petxina. En el artículo, acompañado de una prefiguración volumétrica, se sustentaba la propuesta de un mesurado edificio de usos mixtos que conformara fachada urbana sobre la Gran Vía (que merece más que una valla por verde que sea) y generara recursos para financiar la ampliación del Jardín. La idea no fue bien recibida por la Coordinadora que rechazaba, en ese álgido momento, cualquier edificación en el solar.

Pero hoy, con su titularidad pública asegurada, con las lecciones en directo de la crisis y las arcas en mínimos de las instituciones públicas (incluida la UV), me permito insistir en la propuesta de usos mixtos en la contradictoria franja que separa/une verde y gris, aromas y humos: Planta baja alta, generosa y transparente para exposición didáctica del pasado, presente y futuro de la huerta y comercialización de sus productos; planta primera, menor, para alquilar a empresas del sector agroalimentario; y terraza en la segunda, con cafeterías populares para disfrute del paisaje urbano con los inmediatos jardines del Botánico y el Turia, las grúas del puerto al sureste y las montañas de la Sierra Calderona al noroeste.

Recuperem ciutat, horta, riu, mar, port i memòria.