El plan de protección de Ciutat Vella a través del cual el Ayuntamiento de València refundirá en un único documento los numerosos planes urbanísticos y normativas del centro histórico y cuyo borrador se presentará, previsiblemente, en julio revisará también los criterios de intervención en la muralla islámica. Así lo explicó la arquitecta y coordinadora del citado plan Ines Esteve quien aseguró, en línea con otros colegas como Carmel Gradolí que, tras la denuncia de este diario sobre los usos impropios (tapias, muros y terrazas) sobre los restos arqueológicos de la muralla, han reclamado una intervención decidida y un plan director para dignificar el monumento defensivo y aprovechar todo su potencial patrimonial.
Esteve abogó por dar un tratamiento específico a la muralla del siglo XI, que aflora en numerosos edificios del entorno y construcciones que en su momento se adosaron al lienzo de la muralla cuando se construyó el recinto fortificado cristiano. La idea de aprobar un plan director para la muralla es una idea que se recogerá igualmente en este plan, donde se revisarán los equipamientos dotaciones previstos en el plan de la muralla. «Vamos a ver qué dotaciones tienen sentido y si es preferible apostar por dar uso residencial a la edificabilidad prevista en este plan».
En relación a los muros y tapias, así como a las terrazas que han aparecido sobre los restos de la muralla, en concreto, en los patios de interiores de la calle Mare Vella y la plaza Beneyto i Coll, la arquitecta aseguró que «son delimitaciones totalmente provisionales», al tiempo que insistió en que es necesario establecer unas indicaciones y criterios, incluso un catálogo de materiales, para las intervenciones en el entorno de la muralla, así como abordar un plan de restauración del monumento.
El nuevo plan especial de protección de Ciutat Vella mantendrá las intervenciones previstas en los patios interiores de la muralla del Carmen, con intervenciones arqueológicas para «profundizar en el conocimiento» de este monumento defensivo, catalogado como Bien de Interés Cultural, y analizará fórmulas para dar un tratamiento unitario a un monumento de carácter «discontinuo» cuyos numerosos restos no están, a día de hoy, señalizados ni contextualizados. Para Esteve los usos residenciales de la muralla, donde hay varios torreones habitados, son compatibles con la protección del patrimonio. Es más abogó por una mayor implicación privada en la restauración del patrimonio.
En Ciutat Vela hay cinco planes de reforma interior, cuatro planes especiales de protección, infinidad de modificaciones del plan general y unidades de ejecución, entre ellas las del plan de la muralla, de difícil ejecución que han propiciado la proliferación de numerosos solares abandonados y edificios en ruinas. El plan de protección de Ciutat Vella unificará las normativas y tratará de fijar unos criterios ajustados a las necesidades actuales del distrito potenciando los usos residenciales en detrimento de la terciarización con oficinas y establecimientos turísticos del corazón histórico de València.
El nuevo plan de protección de Ciutat Vella incluye un proceso de participación ciudadana así como talleres itinerantes en los cinco barrios afectados (Carmen, Mercat, Seu-Xerea, San Francisco y Pilar). En este proceso se analizarán las necesidades escolares y sanitarias, los déficits de zonas verdes y los usos. El proceso va a servir también para estudiar la posibilidad de proteger más edificios. Hay ya 1.8000 y se estudiará proteger otros 500 más.
