«Amb la urbanització no tenim prou». Bajo este lema, ocho asociaciones del Marítim se concentraron ayer en las calles de la Reina y del Mediterrani con una petición clara: «Queremos que nos solucionen la vida día a día». «Aspiramos a tener una vida como la que tienen la mayoría de barrios de la ciudad, es una reivindicación justa e irrenunciable», reclamaban los más de trescientos vecinos con pancartas como «Units recuperem el poble, ens retrobem al carrer». Para los vecinos, la solución a los problemas de este enclave del Marítim pasa por «una perspectiva global y no solo urbanística». Así, cifraron en hasta ocho puntos las actuaciones que consideran «urgentes», todas ellas de carácter social y policial para la utilización del espacio público sin conflictos. La principal queja pasa por recordar a las administraciones que no están cumpliendo con su obligación «de garantizar el cumplimiento de las leyes y las ordenanzas municipales».

La venta de droga, las chatarrerías ilegales y la degradación del patrimonio público son los tres grandes caballos de batalla que los ocho colectivos volvían a colocar en el punto de mira. «A plena luz del día y la noche hay venta de droga en la calle y las casas, con edificios ocupados, de propiedad pública y privada dedicados a narcosalas», señalaban. En cuanto a la compra-venta de chatarra, se preguntaba dónde están los proyectos cooperativos «que iban a sacar los almacenes fuera del barrio». «Hay personas que están siendo explotadas trabajando en el reciclaje, manipulando materiales peligrosos y contaminantes». «Por qué miran hacia otra parte? ¿Lo que no se puede hacer en otros lugares, es legal en el Cabanyal-Canyamelar?», incidían.

Entre las denuncias, además, la ausencia de coordinación entre fuerzas de seguridad y acciones de tipo social para poner fin al incivismo. «Cada actuación de la policía local por ruido, barbacoas, etcétera tiene que ir acompañada por una actuación de los servicios sociales y si hay reincidencia hay que tomar las medidas sancionadoras más oportunas», apuntaban. La falta de información sobre las obras en el barrio es otras de las recriminaciones de los vecinos. «Necesitamos conocer de primera mano que las plazas de aparcamiento no se convierten en un lujo ni serán de pago», señalaban.

«Necesitamos que las familias jóvenes vengan a vivir al barrio y que las escuelas se llenen de niños y niñas. Necesitamos dotaciones públicas de enseñanza», recordaban. No solo eso, los vecinos quiere conocer al equipo que está redactando el nuevo planteamiento «y que nos expliquen sus ideas y soluciones». «Queremos participar en la toma de decisiones. Queremos transparencia y participación», concluían, no sin lanzar un mensaje de esperanza. «El Cabanyal-Canyamelar-Cap de França es una oportunidad para todos de ponerlo en valor», lanzaban.

La lectura del manifiesto sirvió para cerrar un acto reivindicativo convocado por la Asociación de Vecinos Cabanyal-Canyamelar, los vendedores del Mercado del Cabanyal, la Junta de la Semana Santa Marinera, la Asociación de Comerciantes Industriales y Profesionales, la Agrupación de Falles Marítim, la Sociedad Ateneo Musical del Puerto de València, Societat Musical Poblats Marítims y Salvem el Cabanyal-Canyamelar-Cap de França.