La Junta de Gobierno Local recibió ayer el «enterado» de que el contencioso que, durante cinco años, ha mantenido el ayuntamiento con la comunidad de propietarios del número cuatro de la Plaza de la Virgen ha finalizado y con sentencia firme a favor del consistorio. Por consiguiente, a partir de ahora ya pueden desplegar el toldo que, desde el Siglo XIX, ha servido tanto de paraguas como de parasol en la plaza de la Mare de Déu. Los vecinos se opusieron a continuar con la existencia de la servidumbre que suponía la instalación de anclajes en su fachada (la finca es anterior a la instalación del primer toldo). Y así, en el momento de instalar un nuevo toldo, en el año 2011 (más ligero que el anterior) empezó la batalla legal. En septiembre 2014 ya hubo una primera sentencia en el Juzgado de Primera Instancia que declaraba la existencia de la servidumbre que obligaba a extender y anclar los cables que sujetan el toldo, basándose además en que desde que la comunidad de propietarios se constituyó en 1965 hubo un consentimiento tácito para anclar a su fachada (eliminándose así los postes que se utilizaban en décadas anteriores). La sentencia fue ratificada por la Audiencia Provincial en febrero de 2015 y el pasado 31 de mayo fue rechazado el recurso de casación en el Tribunal Supremo, por lo que la sentencia ya es firme.

La sentencia no lleva implícito poder extender la cubierta de forma inmediata, porque ese es el siguiente paso que debe acometer el ayuntamiento. La obra del nuevo toldo está pendiente de su finalización y revisión general, lo que implica dedicar una partida presupuestaria. Fuentes municipales consultadas por este diario confiaban en que el toldo pueda extenderse en el próximo ciclo festivo de 2018. Si no para Fallas, sí por lo menos en la Virgen, donde se ha puesto en evidencia, especialmente en el Besamanos y la dansà infantil, la necesidad de contar con un atenuante para las grandes temperaturas. El empleo de la plaza para eventos de la Gran Fira es otro factor que obliga a acelerar el proceso.