na joven que empiece una carrera universitaria con 23 años se expone a estar rodeada de «niños» de 18. Pero Lara ha tenido suerte porque «en clase estoy con gente, sí, de esa edad, pero también de cuarenta. La edad media es de más de veinte años». La explicación a esa aparición por las aulas de la Universitat de València es su propio deseo de mejorar: «tengo el grado superior en Educación Infantil» y cuando acabó un contrato temporal decidió afrontar la carrera para subir su capacidad profesional de los tres años como máximo a los seis. «Me encantan los niños y para esta profesión te tienen que gustar sí o sí. He decidido ampliar porque así abarco más campos y siempre enriquece. La base en la educación es seguir formándote contínuamente». Y en ello está: en septiembre, pruebas de la corte aparte, empezará el segundo curso.

Ha sido fallera mayor cumpliendo así «el sueño de mi vida. No fui fallera mayor infantil y tenía muchas ganas de ser mayor». Tenía un especial interés en compartirlo con el presidente Ángel Jorques «que es amigo personal» y tratándose de la comisión que se trata, también pudo darse el gusto de imponer a su novio la banda. Porque allí hacen presentaciones masculinas. «Llegué a la comisión porque me apuntaron de pequeña a través de amistades. Se me despertó el instinto y lo vivo como si estuviera en una gran familia». Curiosamente, en casa son falleros «mi padre y yo». A todo esto, ¿en qué comisión?. El primer nombre, según se mire. Porque la población de La Ribera Alta hace tiempo tiene plenamente normalizada su denominación: Carcaixent. «Pero en la falla siempre nos hemos llamado 'Carcagente'. Incluso nuestro hashtag es #carcagentemola. Aunque luego, si alguna vez se habla del pueblo, digamos Carcaixent». Y el segundo también tiene su miga: «¿Jerónimo Muñoz o Compromiso de Caspe? La verdad es que es difícil de decir. Quizá usamos a veces más el de Compromiso, en los carteles sale Jerónimo...». Es un caso único en el censo fallero: tener un segundo nombre casi indistinto. Tratándose de esta comisión, algo muy grande les pasó en octubre de 2011. «Lo recuerdo perfectamente. Estaba en clase y le pedí al profesor si, excepcionalmente, me dejaba tener el móvil encendido. Me llamaron, salí del aula y pegué un grito, cogí la mochila y me fui corriendo. Ha marcado un antes y un después en nuestra falla». Sandra Muñoz había sido nombrada fallera mayor de València. Lara ahora quiere seguir subiendo peldaños.