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Los contrastes de la ciudad

Un recorrido por la Partida del Pouet

Varias alquerías y la pequeña ermita mantienen vivo el recuerdo de la huerta entre grandes edificios - Algunas viviendas están muy deterioradas

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Partida del Pouet de Campanar

Entre grandes avenidas y a la sombra de gigantescos edificios encontramos parte de la trama histórica de la Partida del Pouet, una zona de gran valor ambiental de la huerta de Campanar engullida a finales del siglo pasado por el urbanismo expansionista del «cap i casal». La lucha que en 1996 iniciaron labradores y activistas para salvaguardar el patrimonio rural valenciano no fue en balde, pese a que se destruyó la mayor parte del tesoro milenario pegado a la ciudad de València.

Salvem el Pouet fue uno de los primero grupos surgidos en la ciudad para denunciar la destrucción de la huerta, en concreto, para oponerse a la demolición de un conjunto de alquerías con tierras productivas en Campanar, una agresión urbanística cometida en nombre del desarrollo del Parque de Cabecera. La plataforma ciudadana, constituida en 1996 y formada fundamentalmente por las familias afectadas por las expropiaciones y los derribos, no lograron paralizar el proyecto, pero su acción sirvió para remover conciencias y que en la segunda fase de urbanización se conservarán algunas alquerías y se destinasen a servicio público.

Del antiguo camino de la Partida del Pouet, que servía de acceso a campos de labranza y alquerías, hoy solo queda parte de su trama, con algunas casas que todavía conservan el esplendor de antaño o la pequeña ermita del Cristo del Pouet, referencia imprescindible para los más viejos del lugar, habitantes de Campanar.

Alguna de las alquerías se ha recuperado por completo, convirtiéndose en residencia privilegiada frente a los imponentes edificios que las rodean. El desnivel de estas casas nos indica el antiguo trazado de la Partida del Pouet, mucho más bajo del eje horizontal impuesto por el nuevo urbanismo.

Las zonas ajardinadas dan oxígeno a las alquerías y a la ermita que se mantienen en pie para recordar que la resistencia también se premia a veces con la supervivencia. Aunque el paso del tiempo es a veces más terrible que las agresiones puntuales, sobre todo si los propietarios no valoran en su justa medida el tesoro que todavía custodian.

Y es que junto a casas esplendorosas, en la misma Partida del Pouet encontramos otras camino de la ruina, alguna con el cartel de se vende y otras tapiadas para evitar su imparable degradación y ocupación despiadada. De la mágica huerta de antaño no queda nada, y la red de grandes avenidas que rodean la zona han sepultado la red de acequias. Grandes locales de uso terciario acaban por ahogar cualquier atisbo de encanto.

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