El Govern de la Nau presentó ayer las líneas maestras del nuevo plan especial del Cabanyal sin prolongación ni derribos. Una nueva hoja de ruta para el urbanismo de este antiguo barrio de pescadores, declarado Bien de Interés Cultural, que se terminará de perfilar en varios talleres participativos y cuyo principal objetivo es la repoblación. En los últimos 30 años, el Cabanyal ha perdido 4.000 habitantes, una población que se quiere recuperar a través de la construcción de 1.500 viviendas, mil de protección oficial, intentando evitar así la especulación y la denostada gentrificación del Cabanyal, un fenómeno que consiste en la expulsión de los vecinos por el encarecimiento de las viviendas, que sufren otros barrios como Russafa y el Carmen.

Las viviendas se repartirán en distintas unidades de ejecución que permitirán la regeneración urbanística de un barrio plagado de solares vacíos frutos de los derribos impulsados por el anterior gobierno para la, ya derogada, prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez. Se trata de generar tejido urbano con minisectores, especialmente en la conocida como zona cero del barrio, formada por la calles San Pedro, Barraca y Progreso. El plan especial, a cuya presentación asistió el concejal de Desarollo Urbano, Vicent Sarrià, se asienta sobre tres acciones concretas: la transversalidad, la recuperación de la población perdida y la recuperación de las calles como espacio de convivencia.

El arquitecto coordinador del plan especial, Gerardo Roger, destacó ayer que la conexión con el mar como un "elemento definidor del Cabanyal". "Su origen era el mar y la playa, que le han sido robados", algo que el nuevo plan urbanística tratará de corregir.

Menos coches y vida en la calle

El plan especial prevé igualmente la construcción de nuevas dotaciones para el barrio, incrementando el porcentaje de equipamientos previstos en la legislación, que fija 15 metros cuadrados de dotaciones por cada cien metros cuadrados de suelo construido. El porcentaje se incrementará hasta el 18%. En total, se reservan 62.000 metros cuadrados para dotaciones públicas.

Además, en el Cabanyal se ensayará una nueva figura jurídico-urbanística, que permite que las plusvalías que se generan en las actuaciones se puedan aplicar a los proyectos de regeneración y recuperación urbanos. En este sentido, el documento apuesta también por la recuperación de las calles como espacio de convivencia y prolongación de las viviendas. Para ello se abordan aspectos como la reserva de aparcamientos y la compatibilidad de usos con el fin de "quitarle protagonismo al vehículo y devolvérselo al ciudadano".