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Entrevista

Manuel Butler: "València debe apostar por el turismo crucerista y ser puerto base"

El experto dice que afianzaría el destino en mercados como EE UU y generaría un impacto económico positivo

Manuel Butler: "València debe apostar por el turismo crucerista y ser puerto base"

Manuel Butler es director de Turespaña desde 2016. Es técnico de la Administración Civil del Estado y ha sido consejero de Turismo en embajadas de España en Reino Unido, Alemania o el consulado de Miami, desde donde impulsó la Península como destino de crucero.

P ¿Dónde se encuentra València en el turismo crucerista?

R València está en una de las etapas de iniciación, está en crecimiento constante. Apostar por convertirse en puerto base para cruceros es muy positivo, sobre todo de cara a los mercados lejanos, como Estados Unidos, porque crea una imagen de destino muy positiva.

P ¿Qué importancia tienen los cruceros en el conjunto del turismo?

R Si una ciudad es puerto base, la derrama económica se queda en la ciudad porque el visitante consume hoteles, restauración y, sobre todo, se crea conectividad aérea. Además, cuando los cruceristas visitan una ciudad se les despierta el apetito para volver, un hecho que está demostrado en los ratios de retorno de visitantes que conocieron la ciudad a través de un crucero. Yo apostaría por el turismo crucerista.

P ¿Qué ventajas tiene?

R Del turismo de cruceros podemos aprender muchísimo. Son muy intensivos en capital, con elevada rentabilidad y los conceptos de publicidad que aplican son muy sofisticados y van muy por delante de otros actores del sector turístico. Además, destaca por una razón: un crucero es una unidad que se desplaza por el mar sin poder aprovisionarse y donde sobreviven, contando con la tripulación, cinco mil personas según el barco. Cuado el crucero parte, se saben perfectamente las pautas de consumo que van a tener los pasajeros, porque si no sería un fracaso. Por ejemplo: ¿cuántos yogures se van a consumir durante siete días? Detrás de esa pregunta hay una inteligencia de mercado brutal y análisis rigurosos.

P El crecimiento del turismo en los próximos años lleva a preguntarse cómo lo van a gestionar las ciudades.

R Los destinos en general y, fundamentalmente, las ciudades, son las que más van a verse acusadas por la alta demanda de turismo. Todas las previsiones llegan a un 4,5-6% de crecimiento anual, y las mismas previsiones tiene el sector de la aviación. La presión turística va a aumentar en todos los destinos si lo hacemos meridianamente bien. Estamos en un momento de cambio muy importante, y desde las ciudades tiene que haber un posicionamiento estratégico que establezca qué se quiere ser como ciudad en el ámbito turístico para los próximos 40 años. No puedo orientarme a todo, ha de haber una estrategia.

P Precisamente, ese aumento de turistas ha llevado a muchas ciudades a establecer una tasa turística en los alojamientos. ¿Cuál es su postura?

R Desde Turespaña y desde el Gobierno Central, consideramos que no es favorable poner más tasas e impuestos en los destinos turísticos. Somos respetuosos con las ciudades que así lo han hecho, porque tienen competencia en esos ámbitos de actuación para hacerlo. Pero no estamos a favor de una tasa nacional turística, no queremos mayor imposición fiscal sobre la actividad turística.

P Tras muchos años de expansión sin límites, ¿por qué la tendencia en las políticas turísticas de ahora han cambiado para resaltar lo genuino de la ciudad?

R Existen dos fuerzas. Por un lado, hay una globalizadora que tiene unas restricciones de proteccionismo como el caso del Brexit o a través de políticos como Trump. Evidentemente, lo que se ha señalado es la tendencia a que las ciudades empiezan a ser idénticas una a otra. Si no sabemos adoptar una postura estratégica de preservar en la medida de lo posible lo local y tradicional, tenemos un producto indiferenciado, y los turistas se decantarán por un lugar u otro dependiendo únicamente del precio. Desde el Gobierno de España estamos apostando por ese segmento, el cosmopolita, con bases científicas: un perfil respetuoso con el destino, con lo local, que gasta dinero sin ser turismo de lujo. Si vamos en esa línea, sabiendo que la demanda turística crece de forma incesante, veremos los resultados en los próximos diez años.

P ¿Qué medidas se toman para seleccionar a los turistas que a España le interesa traer y rechazar los que no quiere?

R Vivimos en una democracia y no podemos poner policías en las fronteras para evitar que entren ciertos perfiles. Sin embargo, se pueden aplicar estrategias en positivo. Apostar todas las políticas de promoción en un determinado segmento y no dirigirlas a todos. Es una carrera de fondo que dará resultados a largo plazo. El turista que no nos gusta, el que no es de calidad, seguirá viniendo pero tal vez por variables como el precio encuentre otro destino más asequible. Tiene mucho que ver con el garantismo de derechos en España: es positivo, pero hay que encontrar un equilibrio. La imagen que el consumidor europeo ha adquirido de España en los últimos años es la de un lugar donde pasarlo muy bien, lo que no hace en sus país lo puede hacer aquí. Es un cambio de cultura de la propia población española. Si restringimos los derechos, también nos afectará a nosotros. Es un debate complejo que excede lo turístico.

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