En septiembre de 2014 Piscina València echó el cierre. Las deudas de la anterior concesionaria, la familia Barrachina, pusieron fin a la concesión, y el posterior concurso de acreedores hizo el resto. Terminaba así una etapa de más de cincuenta años de actividad y caía todo un icono de la vida social valenciana, ya que el complejo unía la parte deportiva y la parte de restauración, con dos hitos del sector como el salón Alameda Palace y el restaurante Les Graelles que, a su vez, fueron centro de referencia en las celebraciones del Gobierno del PP.
Ahora, tres años y medio después, el complejo empieza a ver la luz de nuevo. Eso sí, completamente renovado. De entrada, la parte deportiva y la de restauración salieron a concurso por separado. Y por lo que se refiere a la deportiva, la previsión es que se reactive en las próximas semanas con el inicio de las obras de rehabilitación, cuyo plazo de ejecución es de trece meses y su presupuesto de 9,5 millones para la obra y otros 2 millones para el equipamiento, IVA aparte. Esta inversión es, de hecho, el desembolso que la empresa deberá hacer por una concesión de 45 años.
Para la adjudicataria, Demmero Group, no ha sido ni rápido ni fácil, pues el nuevo equipo de Gobierno paralizó la adjudicación cuando llegó al poder en 2015 con la intención de revisar la concesión y valorar incluso la municipalización del servicio, pero los tribunales le dieron la razón a la empresa y finalmente la adjudicación se produjo en los términos iniciales.
Luego pasó el costoso trámite administrativo y el pasado viernes la Junta de Gobierno aprobó el proyecto de obra, lo que significa que a mediados o finales de marzo podrían comenzar las obras, según dijeron fuentes de la firma adjudicataria.
Las novedades
Lo más destacado de la rehabilitación, según las fuentes, es la construcción de un entresuelo en el espacio de las piscinas que permitirá incrementar la zona de gimnasio de 150 a 1.000 metros cuadrados. Originariamente, esta piscina se hizo con dimensiones olímpicas y con altura de techos suficiente para practicar los saltos, pero luego se dividió en dos vasos y se eliminó la opción de los trampolines, de manera que la altura era excesiva, explicaron fuentes de la empresa.
Ahora la previsión es hacer un entresuelo para gimnasio y acondicionar los dos vasos de piscina que hay, uno de 25 por 17 metros para baño y otro de 17 por 6,5 metros para aprendizaje. Se aprovechará además esta rehabilitación para hacer nuevas salas de actividades dirigidas, saunas, zona de spa, cafetería etc, todo ello de nueva construcción y con nuevos equipamientos.
Hay que tener en cuenta que durante estos tres años largos de cierre, las instalaciones se han deteriorado aún más de lo que estaban y que incluso han sido objeto de actos vandálicos, lo que obligó a tapiar los accesos exteriores e incluso las conexiones interiores de la parte deportiva y la de hostelería.
Lo único que no se tocará es la fachada del edificio, que aunque no está protegida, deberá quedarse como está, también con la torre que la identifica.
Para 5.000 socios
Los responsables de Demmero Group, que ya regentan otras instalaciones deportivas como la de Alfafar, calculan que pueden llegar a los 5.000 socios, con la idea de atender preferentemente a la zona de influencia de estas instalaciones, situadas en la Alameda, y al conjunto de la ciudad.
Para la Concejalía de Deportes la aprobación del proyecto de obras es un paso decisivo en la rehabilitación de este edificio emblemático de la ciudad. La concejala Maite Girau aseguró que desde el ayuntamiento se estudió primero la situación de esta concesión y luego se agilizó el proceso todo lo posible. Y mostró su satisfacción por haber sacado adelante finalmente un proyecto que considera «vital» para la ciudadanía y para el barrio, ya que se trata de una actividad cada vez más demandada.
