Los uniformes escolares y las faldas escocesas masculinas son tal vez las referencias más universales cuando se trata de visualizar plisados. No se sabe exactamente cómo ni por qué, esta temporada han sido muchos los creadores que han recurrido a todo tipo de pliegues para definir las tendencias. Sean los más habituales -denominados de cuchillo- o los soleil -que imitan los rayos solares-, los que popularizó Issey Miyake o de tabla ancha, los plisados están de moda.

El recuerdo de la peculiar moda de los años 20 -que Gucci ha recreado en toda su colección - ha dado como consecuencia la recuperación de los plisados de todo tipo que marcan una de las tendencias de esta temporada.

Históricamente, los pliegues aplicados al vestir han tenido dos creadores de referencia, pertenecientes a distintas etapas cronológicas, estilos y procedencias geográficas. Uno de ellos es el español afincado en Venecia Mariano Fortuny Madrazo, un artista que revolucionó la moda en los ambientes artísticos e intelectuales de la Europa de principios del siglo XX con sus vestidos plisados. Piezas únicas de seda a las que daba textura y teñía y que se basaban en las túnicas de la antigua Grecia.

Otro obseso de los plisados es el japonés Miyake, que en 1993 lanzó una línea en un tejido de poliéster con pliegues que patentó bajo el nombre de Pleats Please. Se trataba de vestidos, blusas y faldas inarrugables, especialmente prácticos para viajar.

Tal vez por esos precedentes históricos las prendas plisadas tienen unas connotaciones vintage muy en sintonía con esa vuelta al pasado que marca las tendencias desde hace varias temporadas. En la propuesta de este verano caben desde las tradicionales faldas ajustadas a la cintura y con algo de vuelo, a las de plisado soleil, más estrecho en la parte superior, que sedujo a las jóvenes de los 60.