Los viñedos de Bodega Sierra Norte obtuvieron la declaración oficial de ecológicos el mismo año en que nació la bodega, en el 2000, pero lo cierto es que llevaban cultivándose bajo los preceptos de la agricultura ecológica desde mediados de los años 80. «Nuestros padres y abuelos nos legaron los viñedos con los que empezamos la actividad en la bodega, pero con ellos también venía una filosofía de vida, una sensibilidad muy ligada al respeto al medio ambiente. Continuamos con esa manera de trabajar, y a día de hoy todos nuestros viñedos, también los que hemos ido adquiriendo en estos años 17 años, son de cultivo ecológico», afirma Manuel Olmo, gerente y enólogo de Sierra Norte.

Todos sus vinos son, por tanto, ecológicos, aunque no en todos se resalta este valor. Fuenteseca y Olcaviana son los que hablan abiertamente de su origen ecológico. En cambio, en el resto de vinos de Sierra Norte esa información no se destaca. Ocurre con el reconocido Pasión de Bobal y el resto de vinos de esta familia (Moscatel y Monastrell). Y lo mismo sucede con los demás, incluidos los Cerro Bercial. «Con estos vinos, aun siendo ecológicos, en su momento decidimos no destacarlo como un valor, al menos en España, porque aquí ha habido mucho prejuicio con los vinos ecológicos y te podía cerrar puertas. Afortunadamente esto está cambiando», comenta Olmo.

El cultivo ecológico que practica Sierra Norte pasa por estar pegados al viñedo durante todo el año, porque cuando se trabaja en ecológico la prevención y vigilancia han de ser constantes, para anticiparse y atajar con rapidez cualquier plaga o enfermedad que se pueda dar en las viñas. «Nos pasamos el año en el campo, observando. Y si no pasa nada, nuestra intervención es mínima. Nos limitamos a podar, esporgar y vendimiar, reducimos al mínimo los trabajos de laboreo para mantener la humedad, controlar el vigor, mejorar la calidad y aportar estructura al suelo».