Aunque al Gobierno no le gusta hablar de ello, y menos en precampaña electoral, y trata como sea de quietar hierro al asunto, lo cierto es que el nuevo Gobierno que salga de las urnas el próximo 20 D tendrá que afrontar nuevos recortes por valor de 9.000 millones de euros. Así lo ha dicho Bruselas, tras poner en duda, tanto las previsiones económicas del ejecutivo de Mariano Rajoy como las cifras de déficit público. Ninguna se cumple ni en el mejor de los escenarios posibles. Lo corroboran tanto la OCDE como el BBVA.

El desvio en varias décimas entre las cifras del Gobierno para el período 2015-16 y las estimaciones de Bruselas obligará a recortar la partida de gastos por valor de 9.000 millones de euros.

Habrá , por tanto, menos crecimiento económico de lo esperado y más déficit público. Si se confirman las previsiones de Bruselas es más que probable que haya nueva subida de impuestos y que la cifra de paro no baje de los 4 millones de desempleados en mucho tiempo.

Con estas cifras, lanzar las campanas al vuelo como ha hecho Mariano Rajoy, negando el rescate y anunciando el fin de la crisis es faltar a la verdad. El legado de deuda pública que deja a los nuevos inquilinos por encima del 99% del PIB es un lastre no sólo para la recuperación económica sino también para varias generaciones de españoles, que ven hipotecado su futuro y sus esperanzas de salir de la crisis y de labrarse un futuro mejor.