Todos sabíamos que la elección de Donald Trump como presidente de EEUU era una auténtica catástrofe para el mundo entero, salvo para sus empresas y negocios, claro. En este sentido, no ha defraudado las expectativas que se cernían sobre él sino que las ha sobrepasado con éxito. Se ha superado con creces, aunque no era difícil, conociendo al personaje. No contento con sus injerencias en política exterior con Corea del Norte , amenazando de nuevo con más sanciones, cuando el régimen de Pyongyang comenzaba tímidamente a dar pasos en favor de la desmilitarización con su vecino del sur durante los Juegos Olímpicos de Invierno; el mandatario estadounidense arremete ahora contra la política económica de la UE, imponiendo nuevos aranceles al acero y el aluminio para proteger su industria y corregir el elevado déficit comercial de EEUU, desatando una guerra comercial, que dice "espera ganar" y que hoy mismo tenía su traslación a las bolsas de todo el mundo, con caídas generalizadas en todos los índices. En las guerras comerciales siempre pierden los pobres.

Fiel a su lema "EEUU, primero", Trump, cuyo impeachment está cada vez más cerca de que se produzca, pese a la destitución del director del FBI, una vez se demuestre la injerencia rusa en las elecciones de EEUU, y como la trama orquestada por el Kremlin tuvo una importancia decisiva en el triunfo de los republicanos y de cómo el presidente estadounidense cometió perjurio ante el Congreso negando estos hechos; la UE no debería amilanarse ante las medidas proteccionistas anunciadas por la Casa Blanca y responder con las mismas armas, protegiendo el comercio mundial, evitando así un conflicto comercial a nivel internacional, que no beneficia a nadie.