Con una abstención récord, cercana al 50%- el principal partido de la oposición, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), llamó a los venezolanos a no participar en unas elecciones sin garantías democráticas-, Nicolás Maduro se ha autoproclamado ganador de unos comicios que son un auténtico fraude y que no cuenta con el respaldo internacional de ningún país.

"Votos o balas, paz o violencia" dijo en tono amenazante en el momento de depositar su papeleta en la urna. Este era el escenario que pronosticaba Maduro si no salía elegido.

La gran mayoría de los venezolanos reclaman una elecciones libres para sacar al país de la quiebra social, moral, económica y política en la que se encuentra.

La oposición venezolana ha dado muestras, una vez más, de un gran civismo frente a las continuas provocaciones del gobierno chavista de Nicolás Maduro.

La que fuera tiempo atrás una de las principales economías de América Latina se encuentra en la queibra más absoluta con una hiperinflación por encima del 6.000% y que según el FMI podría superar el 13.000%, tiendas desabastecidas, hospitales sin medicinas y una población que se muere de hambre.

Desde el punto de vista de la seguridad, Venezuela se ha convertido en el país más peligroso del mundo, con una altísima tasa de asesinatos, cerca de 30.000 en 2017.

Un país donde se vulneraran sistemáticamente los derechos humanos y se persigue a la oposición.

La deriva autoritaria del régimen de Maduro es la única culpable de la situación que se vive actualmente en Venezuela. No hay más responsables que él y su gobierno del momento tan dramático que vive el pueblo venezolano.

Los resultados de hoy no hacen sino ahondar en las miserias de un régimen cada vez más aislado internacionalmente.