El Gobierno valenciano no ha encontrado mejor emplazamiento para el mercadillo de los lunes que la plaza del Ayuntamiento. No había otro lugar mejor en toda la ciudad de Valencia.

Hasta ahora pensaba que los mercadillos solo se montaban en los pueblos o en los barrios de las ciudades. No tengo nada en contra de ellos. Todo lo contrario. Suelo frecuentarlos siempre que puedo. Solo que el lugar que han elegido no me parece que sea el sitio más idóneo para una gran ciudad como es Valencia, aunque sea de manera temporal hasta que finalicen las obras. Ese espacio lo podían haber utilizado para cualquier actividad cultural: música, conciertos,…

A los espantosos maceteros del señor Grezzi se unen ahora bragas y gayumbos de oferta a dos euros el par. Lo que ocurre en Valencia no sucede en ninguna otra ciudad de España. El tripartito formado por PSPV, Compromís y Podem se supera día a día.

El monolito al 15 M que el señor Ribó colocó sin el consenso del resto de fuerzas políticas entre ellas el PSPV, socio de gobierno, y que ahora le han obligado a retirar resume en buena forma la manera de gobernar de Compromís allí done tiene representación institucional.

Tras peatonalizar la plaza del Ayuntamiento y adornarla con horribles maceteros de hormigón que son un auténtico espanto, las furgonetas y los puestos de ropa barata se han adueñado de lo que fue uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad del Turia: su plaza.

Valencia es una ciudad que se ha hecho intransitable para los cientos de ciudadanos que a diario tienen que utilizar su vehículo para poder ir a trabajar. En su lugar se quieren fomentar el uso de la bicicleta y de los patinetes. El problema es que muchos ciudadanos todavía tienen que utilizar su coche para ir al trabajo. Este hecho se le olvida al señor Grezzi que sigue quitando carriles a los coches para dárselos a las bicis y los patinetes. La calle Colón y sus aledaños son un ejemplo de la política  urbanística, sin pies ni cabeza, que ha diseñado el Consell para desespero de muchos ciudadanos.