Dicen que no hay invierno que dure para siempre y que la primavera nunca pierde su turno. Y así, a pesar de una pandemia que ha prolongado los efectos psicológicos de un invierno demasiado largo, ha vuelto de nuevo la estación de la belleza, ansiada por muchos, detestada por los alérgicos. En nuestro globo terráqueo, la naturaleza se despereza del largo letargo y, en breve, flora de todo tipo estallará en una eclosión sin igual.

Sin tanta exuberancia pero con igual precisión el cielo acoge, en ocasiones, un movimiento planetario digno de admirar: la danza entre Venus y la Tierra alrededor del Sol. Este movimiento se conoce como la Rosa Geométrica y es fascinante. No en vano a Venus se la asocia con la belleza y la sensualidad tan apropiadas para estos meses que justo empezamos.

En una coincidencia matemática asombrosa, 13 revoluciones de Venus equivalen casi exactamente a 8 revoluciones o años de la Tierra.

¿Misteriosa inteligencia o fabulosa coincidencia?

la Rosa Geométrica.