Los corredores descalcistas y minimalistas son una especie en pleno crecimiento. Cada vez son más los atletas que deciden dejar a un lado las zapatillas convencionales para correr de una forma más natural. El caso es que la mayoría, por no decir todos, mejoran sus tiempos y evitan las lesiones. Los valencianos Juan Ramón Granados y Alberto Calvete lo pueden constatar. Los dos corrieron ayer sin ningún tipo de protección en el pie. Con la piel plantar ya curtida, terminaron el medio maratón de València sin ningún tipo de herida en los pies. «Estamos en un grupo de amigos que corremos descalzos desde hace años, nos juntamos para correr y nos lo pasamos muy bien. Desde que empezamos, hace un par de años, nuestros tiempos han mejorado», aseguraron los dos. «Aunque los pies ya se han endurecido con el tiempo y hay callo, la piedra pómez ayuda mucho», coinciden.

Los dos recomiendan que el proceso hacia el descalcismo sea paulatino, para que los músculos y el hueso del pie no sufran el cambio repentino. «Yo hasta que no me descalcé del todo, no le cogí del todo a la técnica. Hay que ir poco a poco, es algo que todos recomendamos», explica uno de ellos.

Antes resultada impactante ver a un corredor descalzo en una carrera. Ahora es hasta normal verlos en pruebas de larga distancia como el maratón, incluso cada vez son más los que se atreven con el maratón. «Es una cuestión de adaptación. Una vez el cuerpo recupera la forma natural de pisar, la que hemos usado durante toda nuestra historia hasta hace unos miles de años, es más cómodo que ir en zapatillas», añaden. Los corredores minimalistas, de hecho, ya ganan carreras.