El gobierno de Mariano Rajoy tendrá que plegar velas ante la justificadísima ofensiva de los pensionistas. Los ánimos se irán caldeando hasta niveles poco recomendables y las necias declaraciones de algunos próceres (Celia Villalobos y el gobernador Linde entre otros, por cierto, nunca desautorizados desde Moncloa), no contribuyen a la paz precisamente. Los pensionistas harán cada vez más presión y el gobierno acabará cediendo, no lo duden.

Los mayores han perdido varios puntos de poder adquisitivo, además de haber tenido que asumir, en demasiados casos, el sostenimiento de sus hijos en el paro o con empleos precarios. Excesivo castigo ¿no le parece, señor Rajoy? Pero usted responde que no hay dinero, lo que nos obliga a recordarle, por ejemplo, los 11.000 millones al año (según Europa Laica) que se entregan a la Iglesia, entre todas las Administraciones y en aportaciones directas e indirectas. O los casi 80.000 millones prestados a unos bancos en crisis que, al parecer, no nos devolverán -en contra de lo que prometió su propio gobierno- aunque esas entidades ya naveguen viento en popa. Curioso proceder con empresas tan poco dadas a perdonar ni un céntimo a sus deudores, ¿verdad?

Y si quiere más ejemplos de manga ancha, podemos recordar los miles de millones destinados a compensar los fiascos empresariales del proyecto Castor o el descalabro de las autopistas radiales de Madrid. ¿Seguro que no hay dinero o es, como siempre, dar a los ricos quitándolo a los pobres? Jaume García Antón. València.