El 28 de junio es el día Internacional del Orgullo LGBT. En algunos países como España, se ha convertido en una fiesta.La lucha LGBT se ha capitalizado con la venta de camisetas, pulseras, o Burger King's que hacen coronas con la bandera pero meses atrás echaron a dos chicos de su establecimiento por besarse.

Tiene aspectos positivos como la visibilización, y la creación de espacios seguros. Pero también tiene una repercusión negativa, la de vaciar de significado la lucha. El Orgullo se ha convertido en una fiesta a la que algunos van solo a pasárselo bien. Nació tras los disturbios de Stonewall del 28 de junio de 1969, en esa época las redadas policiales eran comunes, pero en StoneWall Inn, un bar LGBT, la gente se rebeló contra los policías e inspiró las primeras manifestaciones de la comunidad.

Cada 28 de junio estamos recordando a esas primeras personas que lucharon por la causa, y luchando por el presente de la comunidad y por las generaciones futuras. Aún hay países con pena de muerte para la gente LGBT, y España, que es de los países más tolerantes del mundo, sufrió 239 ataques homófobos en 2017, en Madrid. Con lo cual, creo que habría que celebrar un poco menos, y reivindicar un poco más.