Cada vez se escuchan más discursos xenófobos y se les da la espalda a los refugiados, una situación que se está agravando actualmente. Cuando ves por la televisión a un niño pasando hambre en África sientes pena, pero no se hace nada cuando está al lado, en tu propio país. Se juegan la vida viniendo en un bote y se les acusa como ladrones. Pero los auténticos ladrones no vienen en un bote ni están abandonados en un campo, están trajeados y sentados en los despachos oficiales.