El día lunes, 30 de Marzo de 2020, tras varios días de lucha por conseguir de ello salir, de intentar al mal bicho vencer, finalmente no lo ha podido superar y Rosa, con tanta vida por delante, llena de alegría, empatía y amor hacia los demás, huérfanos de su amistad nos ha dejado porque el coronavirus no la ha querido respetar.

Si bien en nosotros, sus amigos, sí, un vacío ha dejado de nuestro interior en algún lugar; especialmente ha sido en su familia en general un inmenso dolor difícil de soportar, pero por supuesto a su hijo en particular al que hace cuatro meses acompañó, en su papel de madrina, para matrimonio contraer, al altar, y a su esposo, Salvador, al que le deseo fortaleza suficiente para tanto dolor en el tiempo poder superar sin que ello signifique por supuesto en momento alguno olvidar.

Allá donde estés, Rosa, recibe nuestro adiós, el que no te hemos podido dar. En nuestro recuerdo, en nuestro corazón, siempre estarás.

Descansa en paz.