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La selección española de baloncesto presentó sus credenciales y no falló en el debut ante Grecia (81-66), demostrando su potencial y calidad en la reedición de la final del Mundial de hace dos años.

Con esta victoria, y si se aplica la lógica de ganar a Alemania y China, quedaría asegurada la segunda plaza del grupo, con lo que, en la segunda fase, se evitaría a Estados Unidos hasta la final.

Aíto, que debutó oficialmente como seleccionador, temía el estreno tras la falta de partidos y el rival, que se había mostrado muy sólido y peligroso en el Preolímpico, sin embargo, los españoles sentenciaron el encuentro en el final del segundo parcial y en el inicio del tercero.

El primer parcial fue parejo. España, sin Pau Gasol en el cinco inicial, intentaba imponer un ritmo alto tanto en ataque como en defensa, con muchos cambios. La campeona del mundo hizo sus deberes y se aplicó en defensa, provocando las pérdidas helenas, que aprovechan para irse en el marcador y con un parcial de 9-0 estiraban el marcador para irse ganando al descanso (35-29).

Como un ciclón saltó España tras el descanso, logrando un parcial de 15-2 en los primeros cinco minutos. Navarro tomó el relevo de Rudy en el tercer parcial y junto a Calderón rompieron el partido (48-31), secando aún más a los griegos, que en los primeros seis minutos sólo anotaron 2 puntos. Sin embargo, una antideportiva a José Manuel Calderón permitió la reacción de los helenos, que anotaron 5 puntos consecutivos para acercarse al marcador. Aíto no quería relajación y llamó al orden a los suyos, que aplicados volvieron a centrarse en el juego y a dejarse la piel sobre la cancha china.

La maquinaria española seguía carburando a la perfección y Rudy lo demostraba, abriendo el último parcial con un triple (65-48). España asfixiaba a los helenos con sus defensas a pesar de la diferencia que reflejaba el marcador y se despedía del encuentro con un triple sobre la bocina de Ricky Rubio desde más de 9 metros.