El presidente de la Diputación de Castelló, Carlos Fabra, declaró el pasado jueves ante el juez de Nules que no puede saber cuánto dinero ha ganado en los últimos años con su actividad profesional como abogado y corredor de seguros.

Fabra ha alternado su profesión con su cargo como presidente de la corporación provincial, y por esta razón el fiscal anticorrupción, Luis Pastor, trató de aclarar dónde empieza la esfera pública del líder provincial del PP y dónde la privada. Pero el intento de la Justicia de que Fabra explicara cuál es el origen de cientos de cheques, ingresos y transferencias resultó, una vez más, inútil.

A preguntas del fiscal, Fabra contestó que sus ingresos desde 1999 han sido generados durante su carrera jurídica y como presidente de la diputación, aunque «no puede cuantificar los que provienen de su actividad profesional».

No resulta extraño que Fabra no pueda dar una cifra exacta sobre sus ganancias obtenidas entre 1999 y 2004, ya que Carmacas, su asesoría fiscal y laboral, fue durante un tiempo una máquina de canalizar dinero. Y el empresario Vicente Vilar, gerente de Naranjax, ha declarado en el juzgado de Nules que el político popular cobraba «comisiones millonarias».

«Fui agente de seguros hasta 1999. Creé la sociedad Carmacas para hacerme cargo de la cartera de seguros y esto ocurre desde 1999 hasta 2004», asegura Fabra en su declaración.

Sea como fuere, el presidente de Castelló, hoy de baja por un trasplante de hígado, ha llevado un intenso tren de vida en los últimos años, algo que no ha negado ante el magistrado instructor, a quien llegó a confesar que abrió casi cien cuentas corrientes «para administrar su elevado patrimonio».

Cuando el fiscal anticorrupción le pregunta por qué pidió hasta 33 préstamos en un período de cinco años, Fabra responde: «El elevado nivel de préstamos obedece a los gastos que tenía y por eso los pedía. Nunca me han denegado un préstamo». Seguidamente, el presidente provincial del PP detalla cómo realizaba sus operaciones de empréstito. «Sacaba el dinero procedente de los préstamos pero no llevaba un control riguroso». Esta facilidad para conseguir crédito de los bancos ha llamado la atención de la Fiscalía Anticorrupción desde que abrió su investigación contra Carlos Fabra.

Prácticamente todas las entidades financieras de Castelló tuvieron al presidente como cliente cuando el dinero y los chóferes con sobres cerrados iban y venían. «No guardaba ni los recibos», contesta Fabra cuando el fiscal le pregunta sobre sus ingresos y gastos. El día a día económico de la familia Fabra era cuanto menos intenso, al menos mucho más ajetreado que el de cualquier familia de clase media. «Me llamaban del banco para hacer los ingresos de los préstamos que vencían. Me llamaba el director o alguna persona de la agencia», explica.

Los banqueros no declararán

La Unión de Consumidores de España, personada como acusación popular en la causa, ha pedido que declaren como imputados todos los directores de banco, pero el juez ha considerado innecesaria esta prueba y la ha rechazado. Fabra no logró explicar ante el juez cómo fue capaz de generar 3,6 millones de euros en 5 años y se limitó a decir que tantas operaciones bancarias se deben a que «sacaba el dinero de una cuenta para ingresarlo en otra».

Esta explicación es considerada «absurda» por la Fiscalía Anticorrupción, que sigue pidiendo 15 años de cárcel para el presidente de Castelló por fraude fiscal –al haber dejado de ingresar 880.000 euros al fisco–, por cohecho y tráfico de influencias.

Fabra, su mujer María Amparo Fernández, Vilar y su ex esposa figuran como imputados desde el año 2003 en el sumario abierto en el Juzgado de Instrucción Número 1 de Nules.