La Generalitat acaba de impulsar el plan de recortes más duro de su historia con el fin de solventar la situación de semiquiebra técnica en la que se encuentra. Tras una semana de protestas contra los ajustes en educación y sanidad y en la plantilla de empleados públicos, han surgido voces que cuestionan la utilidad social de algunas de las últimas inversiones realizadas por las administraciones en los años de crisis económica. Muchos de los últimos gastos se han canalizado a través de los programas extraordinarios de los planes E (Gobierno) y Confianza (Consell), dotados con 100 millones de euros. Y entre otras actuaciones, llama la atención la inversión de 1,5 millones para construir un "trinquet" y siete pistas de pádel en la capital de la Plana.

La consellera de Turismo,Cultura y Deporte, Lola Johnson, afirmó el lunes, en la inauguración del recinto de pádel, que esta dotación "es un ejemplo de la política de optimización de recursos y espacios desarrollada por la Generalitat". Ha supuesto a las arcas autonómicas 734.000 euros y su gestión dependerá a partir de ahora de una empresa privada. Anteriormente, el 2 de diciembre, la misma consellera visitó la capital de la Plana para la apertura de un trinquet, que ha sido también financiado por el Plan Confianza, con un presupuesto de 700.000 euros.

La Generalitat promovió el Plan Confianza en febrero de 2009, una medida similar al PlanE estatal (comprende una serie de obras públicas en todos los municipios en función del número de habitantes), con la diferencia de que su vigencia era de tres años (2009-2011) frente al año del PlanE. Tenía el doble objetivo de mantener la inversión municipal y frenar la sangría de empleo en un sector de la construcción en crisis. Para la capital de la Plana contempló 12 actuaciones con un coste de 35 millones de euros. Algunas eran viejas reivindicaciones de la ciudad como la ronda Oeste, la remodelación en las plazas Santa Clara y Mayor y las mejoras del entorno del parque Ribalta y de las avenidas Doctor Clarà y l'Alcora. El grueso del presupuesto se le llevó la ronda Oeste, con más de 20 millones. Sin embargo, también recogió otras dotaciones cuya implicación pública es por lo menos cuestionable. Se tratan de un nuevo complejo de pádel y un trinquet. Una Generalitat asfixiada por las deudas ha puesto 1,5 millones de euros para ambos.

También han surgido críticas hacia los planes E que promovió el Ejecutivo socialista en 2009 y 2010. La duración de cada programa estaba acotado a un año y la inversión global superó los 60 millones. Los ayuntamientos se vieron obligados a impulsar, a excepción de contadas dotaciones (tres guarderías y un vivero de empresas), obras menores como reparaciones de calles y aceras. El 30% de la consignación del II plan también se destinó a usos sociales. El Gobierno destacó entonces que permitió generar empleo. Sin embargo, visto con perspectiva, su impacto es más que dudoso. Pasó con más pena que gloria.