Las monjas Clarisas de Almassora se han convertido en la última vía de escape para los vecinos más necesitados a pesar de que ellas ya llevan algún tiempo viviendo de la caridad. Según informó la madre superiora, sor Angélica, el convento actúa como banco de alimentos para personas sin recursos gracias a los víveres que acercan a la plaza de España vecinos con más posibilidades.

Tal y como explicó ayer la religiosa, la congregación se vio obligada tiempo atrás a renunciar a las manualidades por encargo que tan populares hizo a las monjas. La avanzada edad de seis de las nueve monjas que a día de hoy residen en el convento impide que puedan coser, bordar o almidonar telas como hacían antaño a través de solicitudes externas. Por tanto, "ya no hay entrada de recursos", señaló sor Angélica.

Tras ver interrumpida su fuente de ingresos, la congregación se resignó a los designios divinos para ocuparse exclusivamente del mantenimiento del convento, un edificio enorme para el cuidado de nueve mujeres. Solo tres de ellas rondan los 30 años, mientras que la hermana más longeva supera los 87. Quienes conocen su situación optan por acercar al inmueble cajas con frutas y verdura, sobre todo durante los días de mercado.

Así, los martes y los viernes suelen llenar la despensa de la cocina con los alimentos que acercan vecinos y también vendedores ambulantes o del mercado central. Como si de hacer encaje de bolillos se tratara, las religiosas reservan una parte de las donaciones para su propio abastecimiento y el resto lo destinan a las familias más necesitadas, caras conocidas en la parroquia tras muchos años de ayuda desinteresada, explicaron las mismas fuentes.

La situación empeoró, como no podía ser de otra manera, con la crisis económica. Consciente de ello es el departamento de Servicios Sociales del ayuntamiento, que ha pasado de destinar 40.000 euros en 2009 a emergencia social a los 220.000 euros del ejercicio actual. La partida se ha quintuplicado en cuatro años debido al aumento de las solicitudes de auxilio tramitadas por los vecinos.

De hecho, en 2012 estaba previsto inyectar 150.000 euros a esta labor, que a mediados de año se incrementó en 50.000 euros más y que recientemente ingresó otros 20.000 euros derivados del recorte del sueldo de los concejales.