A cinco puntos del líder y a cuatro de la promoción de ascenso, el Castellón de Calderé recobra el ánimo para mirar a la parte alta de la clasificación. Le aguarda el domingo (16.30 horas) un duro examen a domicilio, en el campo del Alzira, pero los albinegros viajarán con el desahogo que implica haber ganado en casa. Calderé ha convertido la excepción en norma: dos partidos en Castalia, dos victorias caseras.

Debería ser lo habitual, pero hasta la llegada del técnico catalán, Castalia restaba más que sumaba para los intereses albinegros. En los cinco partidos que disputó en Liga en el estadio, Joan Esteva solo logró una victoria. Fue contra el Ontinyent, después de haber empatado con Torre Levante y Orihuela, y antes de perder con el Acero y empatar con el Cullera. Tampoco ganó el Castellón con el interino Ramón Moya, de hecho perdió 1-2 ante el Paterna. La inercia viró con el estreno de Ramón Calderé, con un ajustado triunfo sobre el Novelda, y se confirmó el domingo con la victoria más convincente de la temporada, el 3-1 sobre La Nucía. Con este resultado, Castalia se reivindicó como punto clave en la recuperación liguera del equipo. De nuevo más de 3.500 espectadores se dieron cita, y de nuevo el equipo correspondió con el triunfo.

Recupera a los sancionados

En los cuatro partidos disputados, Calderé no conoce la derrota: empata fuera y gana en casa. Para el próximo desplazamiento, además, recupera a dos sancionados que hasta ese momento eran piezas importantes en sus esquemas. Se trata de lateral Adrià Gallego (que fue sustituido el domingo por Juanra Cabrero) y del atacante Víctor Pino (que invitó al cambio de sistema con Miki Martínez cubriendo las espaldas del resto en la medular). Pensando en Alzira empezó a trabajar ayer el Castellón, en sesión de recuperación. Hoy toca descanso, y a partir del miércoles vuelta al trabajo para afrontar la salida a Alzira, un desplazamiento especialmente duro en las últimas temporadas en Tercera.