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Castelló rinde especial tributo a sus orígenes

Miles de romeros rememoran la llegada de los primeros pobladores al llano en el 75 aniversario de la recuperación de la Tornà de la Romeria, que volvió a celebrarse en 1940 tras ser suspendida durante la República y la Guerra Civil

Castelló rinde especial tributo a sus orígenes

Miles de ciudadanos de toda la provincia rindieron ayer especial tributo a los orígenes de la ciudad en el acto que, una vez al año, rememora de forma simbólica la llegada de los primeros pobladores al llano desde el Castell Vell por el privilegio que en 1252 otorgara el Rey Jaume I. El buen tiempo hizo que en esta ocasión la comitiva fuera más numerosa de lo habitual. Personas procedentes de municipios de toda la provincia, como Betxí, Vilavella, Vilafamés o Vila-real, entre otros, se sumaron a la peregrinación de regreso. Puntual, la marcha partió del cerro de la Magdalena pasadas las 16.00 horas para dirigirse hacia la capital de la Plana.

El prior de la basílica de Lledó, Josep Miquel Francés, recordó que este año, además, los romeros conmemoraron «el 75 aniversario de la recuperación de la Tornà, que durante la República y la Guerra Civil fue suspendida para volver a celebrarse en los años 40».

Un año más, los ciudadanos realizaron las tradicionales paradas. El primer alto fue en la ermita de Sant Roc de Canet, donde tras ser recibidos por el ermitaño de la Colla Pixaví, los romeros cantaron los «gozos» y se repartieron los tradicionales rotllos que muchos colgaron en sus cañas. La segunda parada llevó a los romeros hasta el convento de las Carmelitas Descalzas para posteriormente emprender la marcha hacia la basílica de Lledó, donde de nuevo se entonaron los «gozos» y la Salve popular en honor a la patrona. En esta ocasión el encargado de recibir a la comitiva fue el capellán de la basílica de Lledó, Joan Güell, que acudió a la cruz de término o «peiró» acompañado por la Junta de Gobierno de la Real Cofradía de la Virgen y portando las reliquias de los patronos de la ciudad, San Cristóbal y San Blas, además de las de San Vicente Ferrer, patrono del Reino de Valencia.

Se trata del único momento del año en que el relicario, que habitualmente se guarda bajo el altar mayor de la basílica, sale en procesión del templo para recibir a los fieles. Tras reponer fuerzas con el pequeño refrigerio que se sirvió a la salida del templo, los romeros emprendieron el camino hacia el Forn del Pla con los últimos rayos de luz del día. Un año más, los carros engalanados abrieron la marcha para anunciar el arranque de la parte más simbólica y solemne del desfile. La llegada de los romeros, presidida por los representantes del clero, cofradías, autoridades y Junta de Festes dio paso a Les Tres Caigudes, en el que Bárbara Oria, Lucía Sospedra y Jimena Rubio representaron a la Virgen María, María Magdalena y María Cleofás, las tres mujeres que acompañaron a Jesús en la cruz, junto a Joaquín Blanch, el niño que emuló a San Juan Bautista. Los cuatro pequeños realizaron las tres tradicionales reverencias ante la imagen de Jesucristo, una talla del escultor Juan Bautista Adsuara que representa al Cristo crucificado y que únicamente se saca en esta solemne ocasión.

A continuación se inició la procesión de penitentes, en la que las cofradías de la Purísima Sangre y Santa María Magdalena, junto a las representaciones bíblicas, recordaron el carácter penitencial del acto, que recuerda la proximidad de la Semana Santa.

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