Castalia se posicionó en el enfrentamiento abierto entre el apartado Rubén Suárez y el entrenador Ramón María Calderé. Los fondos del estadio corearon el nombre del jugador asturiano e incluso en Gol Norte Bajo se desplegó una pancarta «Rubén, gràcies per tot». Con el club manteniendo silencio, las explicaciones de Calderé, que aludió a la indisciplina, no han parecido convencer. El entrenador fue pitado y abroncando, igual que el presidente David Cruz y los jugadores cuando saltaron al terreno de juego. Al acabar, estos últimos fueron despedidos con aplausos. Los pitos los heredó el colegiado.

Hubo huelga de animación en Gol Norte Bajo. Silencio y sentada hasta el minuto diez, y luego cánticos pro-Rubén y todos en pie. Rubén Suárez vio el partido en Tribuna Baja, cerca de Gol Sur. Más centrados estaban otros compañeros. También algún ex. Marc Trilles, hoy en el Atlético Saguntino, no se lo perdió.

Mucha gente del deporte provincial en el derbi. En el palco estuvo Luis García, presidente del Amics del Bàsquet. La representación amarilla, con el primer equipo jugando en Valencia, la formaron Raúl Herrera, coordinador del fútbol base, Sergio Navarro, responsable de metodología (entrenador en su día de Marenyà en el juvenil albinegro) e Igor Tasevski, segundo entrenador del B. En la zona visitante estuvieron amigos y familiares de los jugadores del C. El Villarreal solicitó 50 entradas al Castellón. El Castellón tendrá las mismas en la segunda vuelta. Esta temporada, los visitantes pasan por taquilla en el Mini Estadi.

El fútbol base local dio colorido a las gradas. Tonín, Ripollés, Drac, Sporting Castellón y San Pedro fueron los clubes invitados. Alrededor de 2.500 espectadores se dieron cita en Castalia, una entrada similar a la del derbi de dos temporadas atrás. En el descanso, Mutua Levante volvió a repartir dos camisetas en el concurso de disparos desde el centro del campo. María Escorihuela demostró su habilidad a la primera. Chus Campos hizo lo que pudo en una pugna desigual contra los aspersores.