Las citas gastronómicas multitudinarias de las fiestas de la Mare de Déu de Gràcia en Vila-real tienen el éxito garantizado. Ya sucedió con el concurso y la comida de paellas, y se repitió anoche, cuando más de 3.000 personas acudieron a la llamada de la Junta de Festes i la Comissió de Penyes para disfrutar de un plato típico y muy habitual en las celebraciones populares de esta provincia, el «tombet de bou».
Desde primera hora de la tarde la actividad empezó a ser frenética en la zona de La Murà, que volvió a estar tomada por mesas y sillas a la espera de que fueran ocupadas por miles de peñistas dispuestos a aprovechar cada oportunidad que ofrece la programación festiva para vivirla en hermandad. Como destacó el presidente de la Junta, José Pascual Colás, la preparación de esta cena «es un trabajo enorme».
Cuando los participantes llegan a la zona de la celebración «las mesas, las sillas, la bebida, los cubiertos, las servilletas y todo lo que necesitan está preparado, las peñas solo tienen que preocuparse por traer la cazuela vacía». Solo hizo falta darse un paseo por la avenida para comprobar que, como destacó Colás, «esta noche el ambiente está garantizado, por las peñas, pero también porque cualquier persona se siente integrada, porque la gente aprovecha para invitar a amigos». Y lo más importante es que ninguno de ellos tienen que preocuparse de otra cosa que de degustar el guiso y disfrutar de la buena música, porque la organización hace «un gran esfuerzo» para que todo salga bien.
Además de este acto popular, la programación de ayer estuvo caracterizada por los actos culturales, con la inauguración de una exposición fotográfica, la serenata a la patrona organizada por las camareras y la Asociación de Hijas de María del Rosario y una actuación teatral, además de la II Trobada Cultural organizada por la revista hablada del CEAM.
